Luego de diez años de gestión del radicalismo en Jujuy, asumiendo en 2015, y con un historial marcado por el pedido de créditos millonarios en euros y dólares por parte del ministerio de Ambiente, la sensación generalizada en la población es de profunda frustración y ausencia de resultados tangibles. La realidad ambiental jujeña, lejos de mejorar, muestra un panorama desolador: basurales a cielo abierto que se incrementan y la basura a los costados de las rutas convertida, vergonzosamente, en parte del paisaje.