- Trabajadores sanitarios hartos de la precarización salarial se unieron en una protesta masiva.
- ¿Qué sucedió con el Plan Estratégico de Salud?
- Los hospitales del interior nunca fueron reforzados como fue prometido en 2018.
El tiempo desnudó la falta de un verdadero Plan Estratégico de Salud
Fue una de las banderas de gestión durante el primer período de Gerardo Morales, pero ninguno de los tres ministros al frente de la cartera ministerial logró pasarlo desde la teoría hacia la práctica. La estrategia de descentralización no es constatada por los vecinos que recurren a los centros de atención en el interior; ser derivado al Hospital Pablo Soria continúa siendo la opción por excelencia e inevitable necesidad.
El término prácticamente no se emplea, quedó obsoleto, llegado el caso sería sarcástico ante tanto reclamo sanitario y precarización salarial. Pero durante años el “Plan Estratégico de Salud”, se había convertido en la respuesta casi automática del gobierno jujeño cada vez que el tema cobertura del sub sistema público de salud aparecía en la conversación. La denuncia del referente vecinal Oscar Rodríguez sobre el estado del Hospital Snopek de Alto Comedero, apoyando un reclamo de trabajadores sanitarios, vuelve a poner en duda si los objetivos de Gerardo Morales, después de seis años como gobernador y habiendo designado tres ministros de Salud se han alcanzado.
Aunque fue anunciado formalmente bajo ese rótulo el 30/01/2018 cuando Gustavo Bouhid ya había tomado las riendas del Ministerio de Salud medio año antes, en tiempos del Dr. Mario Fiad también se dejaba ver una imperiosa necesidad de equipar los Hospitales del interior.
“Más allá de haberse desnudado la situación en la que el Nuevo Gobierno recibió la provincia, el gobernador Morales realizó definiciones claras para el desarrollo de la provincia y en especial en la descentralización del sistema sanitario con el objetivo de llevarle salud a la gente”, explicaba el actual senador por abril de 2016.
Básicamente consistía en la optimización integral del servicio, tras años de estancamiento/abandono, incorporando tecnología, recurso humano especializado y una administración de ambos elementos más equitativa en el territorio, sobre todo en los nosocomios de cabecera en ciudades demográficamente importantes evitando el traslado hasta la capital jujeña. Para no ser injustos con la revisión, varios objetivos fueron alcanzados en los años siguientes como ser: la reconversión de los Centros de Especialidades Norte y Sur, la adaptación del Hospital Sequeiros a la Ley de Salud Mental, la guardia de Salud Mental en el Hospital Gallardo y re funcionalización de su quirófano, la incorporación de un equipo itinerante de cirujanos, entre otros logros constatables.
Al mismo tiempo no fueron pocas las localidades que vieron pasar más anuncios que verdaderas refacciones, en Libertador Gral. San Martín pueden dar debida cuenta tras el derrumbamiento del Htal. Oscar Orías debido a un temporal mezclado con falta de mantenimiento. Hizo falta un embate natural para que el gobernador definiera la construcción del nuevo edificio y posteriormente se arrogara el logro.
- El Hospital Arturo Zabala (Perico) toleró constantes amagues hasta obtener la merecida refacción y el tomógrafo, al punto que tenía que pedir prestado el equipo. Y eso que Plinio Zabala dejó indicaciones explícitas para la mejora del Hospital cuando dejó a disposición del pueblo tabacalero sus tierras.
- Las denuncias de vaciamiento en el Hospital W. Gallardo (Palpalá) están a la orden del día, con servicios cada vez más limitados, demoras en la atención y personal disconforme con el trato recibido. Protagonizaron decenas de "ruidazos" en favor de la salud durante la pandemia.
- La situación del Hospital Guillermo Paterson llegó a ser crítica durante la pandemia, a tal punto que el gobierno sancionó a los profesionales que se animaron a denunciar la falta de insumos, elementos de higiene, problemas estructurales y demás. Actualmente siguen con problemas intermitentes en el sistema eléctrico y agua.
- Vecinos crucificados en La Quiaca se convirtieron en la postal más icónica del fallido plan estratégico. A principios de 2021 con el Hospital Jorge Uro falto de equipamiento y una verdadera sala de terapia intensiva motivaron la particular manifestación.
Denuncias sobre privatización no faltaron, incluso se reprodujeron durante la pandemia cuando fueron mediatizados los acuerdos entre los barones del poder político. Hablar del menosprecio por la labor de enfermeros, médicos, camilleros percibiendo salarios indignos merece un capítulo aparte, pero en resumidas cuentas los reclamos tienen más de dos años de antigüedad, sumando nuevos capítulos semanales entre abrazos simbólicos y protestas que llegan incluso hasta la Casa de Gobierno.
Esta acumulación negativa de antecedentes terminó por desencadenar una ola de reclamos el pasado viernes. Incluso se llegó a pedir la renuncia del ministro Antonio Buljubasich. “La salud está en crisis”, “somos de primera línea pero no nos reconocen” y “Ayer éramos esenciales y hoy descartables”, fueron solo algunas de las contundentes de los enfermeros y médicos para manifestarse.