Además de esas consideraciones, a fin de año, cuando es casi inevitable realizar balances del trabajo realizado y el pendiente, quienes ponen bajo la lupa la gestión de María Inés Zigarán siguen cuestionando el trabajo realizado para erradicar basurales a cielo abierto o activar mecanismos de control efectivos para prevenir su creación.
Río Las Pavas, barrio Florida, Río Los Alisos, barrio Las Tipas, barrio Belgrano, barrio Martijena son testimonios de una ministra criticada al punto de que uno de los proyectos más ambiciosos, el de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU) solo se considera un plan “camionero”. Sobre todo cuando los propios vecinos, de cualquier barrio o localidad jujeña, son quienes se ocupan de sanear sus espacios.
Los fondos son otro aspecto que analiza en profundidad de la gestión Zigarán; ¿qué efectividad tienen sus viajes al exterior? ¿Qué finalidad tienen? ¿Cómo se invierte o gastó cada partida presupuestaria destinada al cuidado del Medio Ambiente? Son cuestiones que la titular aun no respondió total o profundamente ante la sociedad.
Mirada especializada
El abogado ambientalista Kevin Ballesty se refirió a la problemática marcando inicialmente que la problemática de los residuos (o más precisamente, de los basurales a cielo abierto) está mal encarada, porque es una cuestión histórica que se piensa solucionar con herramientas históricas, como “poner una sanción y pensar que las cosas se resolverán como por arte de magia”.
La forma de evitar que el vecino arroje residuos donde no debe es, para el especialista, con educación ambiental en cada institución posible: escuelas, Jardines de Infantes, Universidades, clubes deportivos. Pero para ello se necesita una gran inversión.
“Este es fundamentalmente un problema cultural: al jujeño no le interesa, no sabe, no se hace cargo. Siempre lo relaciono con otras conductas del jujeño: hace cuánto se hacen controles constantes de alcoholemia pero, sin embargo, todos los fines de semana se hacen incontables actas”.
El control tampoco es sencillo para Ballesty: simplemente, no se puede estar en todas partes todo el tiempo.
Basurales en Jujuy: del verde ecológico al negro de la desidia
Mirar lo que hacen los demás también tiene sus puntos cuestionables: cómo se trata la basura en Finlandia, Francia o El Congo puede que nunca funcione en Jujuy, porque somos lugares, personas y culturas diferentes.
“Si quiero traer lo que hacen Finlandia, Suiza o Dinamarca para adaptarlo es herrado, es otra cultura. Por más que los funcionarios del ministerio viajen por todo el mundo y vean lo que se hace en otro lado, difícilmente podrán adaptarlo porque es otra cultura”.
La recaudación, para Ballesty, tal vez sea algo menor, pero el control sirve para disciplinar o castigar: "pueden utilizar (eventualmente) esta capacidad de control y sanción del Estado provincial y municipal para caer sobre quienes no se llevan bien”.
El abogado también considera que los controles son costosos; y puede que sus resultados no sean los esperados. “Se crea una ley para todo, como con la pirotecnia; llenamos al Estado de facultades de control y sanción pero después no las puede ejecutar porque no tiene dinero, tiempo ni capacidad para hacerlo”.
El proyecto GIRSU, por otra parte, “fue una excusa para poder tomar deuda”, dijo Ballesty, “porque para los residuos hay mucha deuda. Para multar a alguien que tira basura hay que identificarlo, estar controlando y, si eso no se hace, es muy difícil multar a alguien a dedo. Al haber tantos fondos es fácil presentar un proyecto y bajarlo, sobre todo cuando se es un organismo provincial, pero la cuestión después es si todo lo que se hace se realiza con la finalidad que funcione o tenemos ganas de tener 10 o 20 millones de pesos más y luego vemos cómo lo dibujamos”.