Nacionales |

Viaje en micro nocturno: cómo aprovechar el trayecto para llegar descansado

Hay algo particular en los viajes nocturnos en micro que divide aguas entre pasajeros. Algunos logran dormirse apenas se apagan las luces interiores, mientras que otros pasan horas contando kilómetros mentalmente sin poder pegar un ojo. La diferencia, muchas veces, no está solo en la suerte sino en algunos detalles que hacen toda la diferencia entre llegar muy cansado o relativamente fresco a destino.

Los servicios nocturnos en Argentina suelen salir entre las 21 y las 23 horas, llegando a destino temprano por la mañana. Para trayectos largos como Buenos Aires-Córdoba, Buenos Aires-Mendoza o Buenos Aires-Bariloche, este formato permite "ganar" un día de viaje y ahorrar una noche de alojamiento. Si desea más información sobre horarios y precios, visite el siguiente enlace.

La elección del asiento no es casual

Antes de realizar la compra de los pasajes en micro, vale la pena pensar detenidamente algunos detalles. En los asientos del fondo se sienten con mayor intensidad cada bache y curva, convirtiendo el trayecto en una montaña rusa poco recomendable para quien busca descansar. La parte delantera tiene sus propios problemas: los faros de los vehículos que vienen de frente pueden filtrar luz incluso con las cortinas cerradas.

Los lugares ideales suelen estar en los asientos del medio del micro, preferentemente del lado de la ventana. Esto permite apoyar la cabeza sin depender del hombro del pasajero de al lado, que en algunos casos posiblemente no conozcas. Si el vehículo tiene piso superior, algunos recomiendan esos asientos porque vibran menos, aunque depende también del estado de la ruta y del tipo de unidad.

Prepararse antes de subir

Hay especialistas que coinciden en que tener una cena liviana marca la diferencia, ya que por el contrario una comida llena de grasas o carbohidratos, produce somnolencia y complica el descanso por la digestión lenta. Lo mismo pasa con el alcohol, que aunque da sueño, fragmenta el descanso y hace que te despiertes varias veces durante la noche.

La cafeína tampoco es una gran aliada en estos casos. Un café a las 20 horas todavía está circulando por el organismo a las 23, cuando finalmente querés cerrar los ojos. La mejor opción es tomar una infusión relajante o simplemente agua.

El kit de supervivencia del viajero nocturno

La almohada cervical es una excelente compañera de viaje para no despertarse con el cuello torcido y esa contractura que arruina los primeros dos días de tus vacaciones. Si todavía no tenés una de estas almohadas, una campera enrollada o un buzo puede funcionar como sustituto, aunque menos eficiente.

El antifaz bloquea la luz que se filtra por las ventanas o la que prende algún pasajero distraído revisando el celular durante la madrugada. Los tapones para los oídos o auriculares con cancelación de ruido ayudan con los ronquidos ajenos, las conversaciones en voz baja o los ruidos de la ruta.

Una manta liviana o un buzo extra nunca está de más: el aire acondicionado de los micros tiende a ser impredecible: o congela o sofoca, y la temperatura corporal baja naturalmente durante el sueño.

Durante el viaje

Una vez en marcha, reclinando el asiento se gana espacio (siempre asegurándose no molestar al pasajero de atrás para evitar incomodidades). Si el micro realiza una parada técnica en otra localidad, es un buen momento para aprovechar a estirar las piernas, caminar unos metros, hidratarse y tomar aire. Ayuda a que la sangre circule y evita esa rigidez de estar en la misma posición durante horas.

La música relajante o podcasts con voces tranquilas pueden ayudar a conciliar el sueño. Los audiolibros también funcionan para algunos, aunque hay que elegir bien: algo muy emocionante te mantiene despierto esperando qué pasa.

El celular en modo avión o al menos en silencio evita las notificaciones que te sacan del sueño en los momentos claves, y la luz azul de las pantallas tampoco ayuda, así que mejor dejarlo guardado.

El viaje nocturno en micro no será nunca como dormir en casa, pero con algunos ajustes puede transformarse de una tortura a una experiencia tolerable. Llegar más o menos descansado hace toda la diferencia para disfrutar esas primeras horas en el destino elegido.

Dejá tu comentario