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Poemas para recordar a Hairenik Eliazarián de Aramayo

La docente y escritora falleció ayer a los 97 años, dejando un gran legado en las letras.

HAIRENIK ELIAZARIÁN DE ARAMAYO

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Hairenik Eliazarian de Aramayo falleció a la edad de 97 años.

Nació en la Ciudad de El Carmen un 1 de agosto, Día de la Pachamama, en el año 1925. Luego, en 1937, se radicó en Humahuaca, su tierra adoptiva, en la cual desarrolló su actividad docente.

Recibió distinciones como la Mención de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores, Filial Jujuy en 1979, y en el mismo año, el Premio Consejo de Educación. En 2015 fue declarada Ciudadana Ilustre de Humahuaca por su amplia labor educativa, literaria y cultural.

Publicó en 1985 su libro titulado “Sueños de Papel”, entre otras obras como “Dividendos del afecto”( 1997), “Testimonios de amor y de trabajo(Escuela Normal de Humahuaca) “(1996); “Humahuaca Crónicas y estampas de un pasado próximo(1935-1950)”(2005); “Humahuaca lírica-La collita y otros poemas”(2006); “Mientras anda la luna -Relatos y Leyendas de Humahuaca”(2010); “Monumento a la Independencia (Serie roja 16)”(2011).

Compartimos algunos de sus poemas:

Nunca podré pagar

El milagro de estar juntos

cuando yo me alejo tras

el vuelo de mi espíritu

mientras tú cuidas las rosas.

La muda presencia de mis

libros alumbrando

tantas horas

entregadas al pensamiento.

La plenitud que colma

mi corazón,

después de un logro

creativo.

La Palabra que penetró

en mi ser y hace posible

la visión humana

de mis semejantes.

La cotidiana realidad

que palpo, siento, percibo,

más allá del análisis

razonado.

La eterna dádiva amorosa

de los que me nombran,

me esperan,

me acompañan…

Amistad

Amiga,

cuando vengas a verme

trae tus flores,

tu última canción

y tu guitarra.

Yo tengo para ti

un poema nuevo

que ayer, pensando en el amor…

urdió su trama.

Ah!... y si tienes un dolor

no lo dejes en casa;

te lo haré más liviano

cargándolo en mi espalda.

Amiga,

cuando vengas a verme

apresura tu paso,

que entonces, como siempre,

te estaré esperando…

Bibliografía: “Dividendos del Afecto”

Yo me acuso

Hice un castillo

de poemas.

Robe a las flores

sus túnicas etéreas,

a los pájaros

su destino de vuelo,

a la tierra

la constancia de dar…

Seguiré el rumbo

de los que no descansan.

Hablaré por la voz

de los que claman.

Beberé del silencio

El licor de la esperanza.

Seré invierno y primavera

en el sueño inmortal

de la palabra…

Bibliografía: “SADE-Seccional Jujuy Libro de Oro”

En las cumbres

Hay que estar en las cumbres,

en las cumbres más altas,

para escuchar del aire los secretos

arrullando la paz de la mañana.

Hay que llegar hasta las cumbres

que se duermen en sueños de distancia,

para aquietar el alma hasta fundirla

con la solemnidad de las montañas.

Aquí, en las cumbres, todo se reduce,

la cinta estremecida del camino

enredado en difícil sube y baja;

el río que anchuroso marca rumbos

y que es sólo una herida dibujada

por el agua, la luz y las quebradas.

Bibliografía: “SADE-Seccional Jujuy Libro de Oro”

Virgen de la Candelaria

¡Llena eres de Gracia, Pastora de la Montaña!

Hoy te invoca tu pueblo reverente

como otrora la América pagana,

cuando en andas de indios y de blancos,

abriste senda a la fe del misionero,

en los valles, en las sierras y las pampas.

Fue sencilla tu entrega, Soberana,

la gloria de tu hijo la avalaba;

una luz e t diestra dando vida

y la vida en la Gracia de tu dádiva.

¡Qué grandiosa la América!

Que azarosas las rutas en sus selvas,

En tus ríos, desiertos y montañas!

Peri tú les traías tus candelas,

Milagrosa Señora, desde España,

para unir a los hombres y las razas

con la fe y la esperanza que no engañan.

Humahuaca, la indómita te abraza.

La Cruz abre su templo en la Quebrada,

levantado con manos de indígena

que el cacique Socompa dirigiera,

mientras un sacerdote de campaña

de la fuerza y la estirpe de su siglo,

inspira con amor la santa causa:

Pedro Abreu, a quien nunca se olvidará.

Con adobes, madera y mucho empeño,

1600 vio elevarse los muros de la casa

que el señor para siempre la habitara,

y en ella tu trono, Señora de la luz,

para hacer de las almas otro templo

desde el Espíritu Santo se asentara.

Desde él se elevaron muchos ruegos.

La santidad quemó incienso ante tus plantas;

San Francisco Solano y otros mártires,

cual nuevos templarios,

repitieron la gesta de la Cruz

en las duras comarcas combativas,

los hombres valerosos como pumas,

defendiendo sus predios y sus lares.

Y más tarde, cuando el Grito Sagrado se levanta

y los pueblos de América reclaman el derecho

a ser libres, cada heraldo que cruza por el valle

donde rauda la sangre se derrama,

encomienda su empresa ante tu trono

y te ofrecen banderas y hasta espadas,

con los lirios del alma y de su causa.

¡Dios te salve! ¡Madre del Salvador y de los

Hombres!

que a través de tres siglos tu corona

de reina conquistaste.

Aquí estamos, Peregrinos Siglo XX,

Traspasados de sombras y de esperas,

aguardando que tu luz desde lo alto,

redima la inconstancia y la miseria.

¡Virgen de Copacabana!

Aviva bien tus candelas

que el amor está olvidado,

la misericordia presa.

Enseña claro a tu hijo,

el que en la Cruz se muriera

por traernos la esperanza

en una fe verdadera.

Abraza fuerte a tu pueblo.

Haz que confíe su estirpe

En la doctrina sencilla

de ser bienaventurados

por mansos, justos y humildes.

¡Virgen de la Candelaria!

Recoge las ilusiones

y sencillas esperanzas

de los fieles de Humahuaca,

que rezan para que reine

la paz en su hermosa patria!

Bibliografía: “Las tolas de mi pueblo” de Antonia Córdoba de Cabezas (compiladora)

Torito de la Candelaria

Ojos de las estrellas,

Luz orfebrera,

llenando de diamantes

la noche entera.

Grillos de los sikuris

filtran en el valle,

se cuelan en las rejas,

colman las calles.

Un torito se enciende

lleno de cohetes,

adorando a la Virgen

con firuletes.

El canesú de luces

se eleva al cielo,

el delantal de polvora

queda en el suelo.

Carcajadas y gritos

su amor expresan

a los ojos que miran

como dos linternas.

Y se alarga la noche

de las candelas,

con la fiesta ruidosa,

candor y espera.

Bibliografía: “De Humahuaca Lírica”, “Letras en Jujuy-Antología siglo XX”, compilado de Susana Quiroga y Mónica Undiano

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