Cada 11 de septiembre conmemoramos el Día del Maestro, en recuerdo del fallecimiento de Domingo Faustino Sarmiento, una figura clave de la docencia de nuestro país. Es por ello que, en alusión a la fecha, compartimos un poema de la docente Hairenik Eliazarian de Aramayo escrito en 1974, cuando se vivían momentos convulsionados para la docencia, en busca de reivindicaciones salariales. Nada distinto a lo que ocurre hoy.
"Canto de fe", un poema escrito a los maestros rurales jujeños en 1974
En aquellos momentos la docencia vivía momentos convulsionados en busca de reivindicaciones salariales, nada distinto a lo que ocurre hoy. Hairenik Eliazarian de Aramayo, que se desempeñaba en la Escuela Normal de Humahuaca, escribió un poema a sus colegas titulado "Canto de fe", que luego publicó en uno de sus tantos libros, "Humahuaca Lírica".
Hairenik Eliazarian se desempeñaba en la Escuela Normal de Humahuaca y escribió "Canto de Fe" para los maestros rurales jujeños, luego publicó este poema en uno de sus tantos libros, "Humahuaca Lírica".
CANTO DE FE
A los maestros rurales a su abnegación y sacrificio
Maestro: No guardes tu lira.
Si el desaliento apaga
las voces de tu canto,
con un rumor sin antes
plegará la bandera
el Ala de su vuelo.
Si enmudece tu lira
y se apagan los ecos
de tu soñar,
tampoco brotes nuevos
reventarán cantares
sobre la costra oscura
de la Tierra cansada,
ni explotarán azules
los ojos azorados
del niño que te clama
esperando que un ángel
igual a tus palabras
ponga luz en el mundo
inédito de su alma.
Maestro: A ti te pertenecen
los ritmos más profundos, desde que siembras anchos
y acanalados surcos
con la modestia pura
de labor cotidiana;
desde que puedes todo
con sólo poseer
la ternura y la calma,
desde que mides tiempo
en la estatura inquieta
del niño que se agranda,
mientras tus días mueren
quemados en la fragua
de una escuela dorada.
Maestro: Nunca en pesos
se pagaron los frutos
que el espíritu alcanza…
Tu cosecha lleva en sí
todo el premio
que tu pasión buscara.
Que no calle tu lira
ni se ahoguen las notas
que su vibrar arranca
para que muera la ignorancia.
Tú, que hiciste sueños
la escuela milenaria
y ves en sus adobes
columnas marmoladas.
Tú que piensas en libros
en las noches calladas,
y en pupitres y en tizas
cuadernos y pizarras,
que cubran la pobreza
impía de las aulas,
eres poeta y músico,
labrador y profeta,
en quien la Patria puede
acunar esperanzas.
Hairenik Eliazarian de Aramayo