Efecto crisis: inauguran un nuevo merendero en Villa Belgrano
Dirigentes de la organización Barrios de Pie alimentan a chicos los sábados por la tarde en uno de los barrios más pobres de la provincia. Sus administradoras buscan que el estado los asista.
Los efectos de la crisis económica y su impacto en los barrios humildes se multiplican.
La organización Barrios de Pie inauguró este sábado el decimoséptimo merendero en la provincia, un espacio de contención para chicos de familias pobres en el que se les brinda una merienda para paliar el hambre.
Funciona en Villa Belgrano, en la casa de Melina, integrante de la organización y vecina de la zona desde hace 17 años.
“La plata no alcanza y estos chicos no tienen para comer”, repite con insistencia la dueña del hogar, quien toma la inauguración del merendero como un verdadero desafío.
El mecanismo se repite: dirigentes o vecinos de sectores carenciados brindan este servicio con su propio dinero, esperando que el estado les asigne partidas para solventar y consolidar la ayuda para los chicos del lugar.
Las personas que emprenden con esta acción persiguen dos objetivos: ayudar a sus vecinos a quienes el estado no asiste, y hacer de la actividad en el merendero un trabajo extra que les permita mejorar su situación.
Melina y quienes la acompañan lo asumen con total sinceridad.
Lejos está de parecerse a un negocio en base a la necesidad. La dueña de casa y quienes la acompañan son prácticamente igual de necesitados que los vecinos a los que ayudan.
El contexto es de pobreza extrema. Basta con realizar una caminata por los alrededores del merendero – ubicado en avenida 1º de mayo – para comprobarlo.
“Soy empleada doméstica, mis hermanos son albañiles, queremos ayudar pero también recibir una ayuda porque la plata no nos alcanza", describe con claridad la mujer.
En el primer sábado pudo verse al menos dos decenas de niños recibiendo una ensalada de frutas en el lugar.
La ayuda que buscan del estado consiste en la asistencia con mercaderías y partidas presupuestarias para poder cocinar o ampliar la entrega de alimentos.
El gobierno, a partir de la política denominada “comer en casa”, considera a dirigentes barriales como Melina “intermediarios” y los acusa de buscar hacer negocios con la necesidad de los chicos.
Para ser asistidos, los merenderos deben completar listados con nombres de los menores que asisten y la autorización de los padres. El trámite suele perderse en la burocracia.
“Nunca vino gente del ministerio de desarrollo humano por este lugar”, aseguran sin dudarlo.
El ministerio de desarrollo humano tiene entre sus obligaciones contener la situación de ciudadanos sumidos en contextos de pobreza extrema.
El caso de Melina y sus vecinos parece ser uno de ellos. Hasta el momento, no logran ser considerados.