Si bien las cifras distan mucho, el solo hecho de reconocer una escalada de 26,1% en el Índice de Precios al Consumidor del último mes de 2023 coloca en lógico estado de alerta a los trabajadores dependientes de la administración pública y sus referentes sindicales, más teniendo en cuenta que la pérdida de poder adquisitivo en el período anterior cerró con un 100% a la baja.
En ese contexto de urgida recomposición salarial, el ministro de Gobierno y Justicia, Normando Álvarez García, minimizó el pedido con un falso tecnicismo: “Todos saben que siempre comenzamos las paritarias después de Carnaval, después del 15 de febrero. No sé por qué presionan cuando todavía no se resolvió el tema del fondo de Educación”, una interpretación totalmente subjetiva y anempática con los bolsillos de más de 92.000 trabajadores.
Pero el alfil del ex gobernador Morales cometió un grave error argumental, quizás víctima de su propia falta de voluntad a abril el dialogo salarial, porque durante los últimos ocho años, las mesas de negociación paritaria se abrieron en cuatro oportunidades antes de los feriados de carnaval, cuando el acumulado inflacionario siquiera era tan elevado en comparación al corriente período. Se trata de una práctica habitual del ex embajador, cuando se requiere una defensa de gestión a ultranza, por ejemplo el pasado octubre se ufanó de la generosidad del gobierno provincial, con la mencionada oferta superadora a fines del primer semestre, sin tener en cuenta el retraso salarial acumulado durante períodos previos.
Aún habiendo liquidado con una mejora general del 90% a los trabajadores de todos los escalafones y categorías, el salario inicial docente, mucho menos el de un municipal, no logró equiparar la Canasta Básica Total (el parámetro habitual para medir la línea de pobreza). De hecho en el caso de los primeros, estuvieron a poco más de $10.000 de alcanzar tal objetivo en junio, aunque poco más de tres meses después, contrario a las declaraciones del ministro, ese mismo salario cuasi congelado solo abarcaría el 70% de la CBA.
Como agravante, antes de 2023 se estimaba una licuación del poder de compra en torno al 120% y de no ser por el reconocimiento excepcional que obtuvieron los docentes, apoyados por trabajadores autoconvocados junto a la fuerza sindical el último junio, esa brecha podría haberse estirado aún más. Finalmente la reticencia oficial impuso un déficit de bolsillo en los trabajadores de 100% frente a la inflación a fines del año pasado, pero teniendo en cuenta que el último aumento otorgado fue de 10% correspondiente a los haberes de noviembre, al lunes 19/02 post carnaval que promociona Álvarez García, se sentarán a la mesa con bolsillos deprimidos por encima del 150% en poco más de ocho de administración radical.