Lo que llama la atención es que, en realidad, el intendente parece estar desconectado de las problemáticas que hoy más aquejan a la comunidad: inseguridad, obras públicas y servicios básicos. Ayer, su actitud fue la de alguien que parecía más un secretario de Cultura que el titular del Ejecutivo municipal, dejando de lado la agenda real y urgente de la ciudad.
Jorge colgó el traje de intendente y se parece más a un secretario
Quiero comentar sobre lo que ocurrió recientemente en los actos conmemorativos por los 203 años de la desaparición del General Manuel Arias. El intendente de Jujuy, Raúl Jorge, ante la requisitoria periodística, se negó a ofrecer declaraciones sobre los temas más urgentes que reclaman los vecinos de nuestra ciudad. En lugar de ello, argumentó que solo hablaría del emotivo homenaje a Arias y su lucha por la independencia.
Desde hace tiempo, vemos que en diferentes actos relacionados con temas culturales, el intendente se limita a cumplir con las formalidades, pero sus acciones muestran una falta de compromiso con la verdadera agenda de los vecinos. Parece que hace de intendente, pero sus acciones reflejan más el de un funcionario dedicado únicamente a cuestiones culturales, dejando de lado las prioridades de la comunidad.
Este comportamiento genera una sensación de desconcierto y una clara demostración de que, a veces, la función de un mandatario requiere más que solo actos protocolarios u homenajes emblemáticos. La gente necesita soluciones concretas, respuestas y un liderazgo que escuche y represente sus necesidades diarias.
¿Hasta cuándo seguiremos viendo un discurso vacío y una gestión que no responde a los verdaderos problemas de la ciudad?
La verdad es que la gestión del intendente Raúl Jorge lleva años empantanada y no logra superar los problemas que aquejan a la comunidad. La realidad se refleja en la ciudad misma: calles deterioradas, falta de obras, inseguridad, servicios públicos en crisis...un panorama que demuestra que, en lugar de avanzar, estamos en una situación de estancamiento que parece sin salida.
Lo que preocupa es que, además, desde la lógica política del oficialismo, en particular la gestión radical, se puede observar un manual de funcionamiento que prioriza ocultar los problemas en lugar de enfrentarlos. Destaca, por ejemplo, un capítulo dedicado a ocultar la gestión como política de estado, una estrategia que no hace más que profundizar el ya de por sí desgastado vínculo con los vecinos. En vez de asumir la crisis y trabajar en soluciones reales, parece que prefieren mantener una fachada, evitando mostrar la verdadera dimensión de los problemas.
Este modo de gestionar no solo frena cualquier intento de mejora concreta, sino que también crispa aún más la relación con la ciudadanía. La gente siente que sus reclamos son ignorados o silenciados, lo que genera una pérdida de confianza y un alejamiento cada vez mayor de las autoridades municipales.
Es evidente que estamos ante un modelo que ha llegado a sus límites, un modelo que requiere un cambio profundo, un recambio en los colaboradores y en las políticas. La gestión necesita renovarse, arriesgarse a enfrentarse con los problemas de frente, y sobre todo, escuchar y priorizar las voces de los vecinos.
Mientras tanto, la ciudad sigue en una situación de crisis, en la que las soluciones parecen alejadas, y la relación entre la gestión y la comunidad, cada vez más tensa. Es hora de reflexionar si esa es la forma en que queremos seguir administrando nuestra Jujuy. Porque la ciudad necesita propuestas, acciones concretas y un liderazgo que deje de esconder los problemas y comience a resolverlos
Los diarios de hoy publican una encuesta realizada por la consultora cb opinión pública, que evalúa la imagen de los principales intendentes del país. Según el estudio, el intendente de Jujuy, Raúl Jorge, figura en el puesto 20 de 24 mandatarios municipales, lo cual refleja un nivel de aprobación muy bajo. La percepción positiva de su gestión es apenas del 38,8%, mientras que la negativa alcanza un 58,4%.
Estos números no mienten: después de 17 años en el poder, la gestión de Jorge atraviesa una crisis de confianza y credibilidad en la ciudadanía. La imagen negativa que arrastran sus colaboradores y la caída en la valoración pública, en un contexto donde la ciudadanía demanda respuestas concretas y soluciones reales, evidencia que la estrategia de gestión actual no está logrando conectarse con las expectativas de la comunidad.
Este tipo de sondeo debería ser un llamado de atención para el intendente y la gente que lo acompaña ya que son los responsables políticos de esta administración fallida.
La gestión de un municipio debe estar alineada con las necesidades diarias de los vecinos, y no solo con la formalidad de actos conmemorativos o eventos culturales. Cuando la percepción pública se deteriora en la escala que reflejan estos números, señala que hay un desgaste profundo, no solo en la gestión tangible, sino también en la confianza y la relación con la ciudadanía.
Es fundamental que, frente a estos resultados, quienes están en el poder reevalúen sus políticas, escuchen las demandas y muestren una voluntad genuina de cambiar el rumbo. La popularidad puede recuperarse si se bajan los tonos y se empieza a priorizar la gestión eficaz, transparente y cercana a la gente.
Al fin y al cabo, los números hablan por si solos, y en este caso, reflejan la necesidad urgente de un cambio de rumbo si se quiere volver a construir la confianza perdida.