La situación es crítica para el Colegio Secundario de Volcán, que desde hace 39 años funciona a contraturno en las instalaciones de la Escuela Primaria N° 17 "25 de Mayo". La institución alberga a estudiantes no solo de Volcán, sino también de localidades aledañas como Tumbaya, Purmamarca, Bárcena y Lozano, consolidándose como un punto educativo clave en la Quebrada.
"Hace 10 años Morales nos prometió una escuela y hoy quieren amontonar a los chicos en un depósito sin ventilación"
La comunidad educativa de Volcán fue víctima de la fiebre anuncialista del ex gobierno de Gerardo Morales. Como ocurrió con tantas otras promesas, la construcción de la escuela secundaria no se concretó y ahora el Ministerio de Educación decidió quitarles espacio a los chicos desplazándolos de las aulas a un depósito pequeño.
La Profesora Patricia Bejarano, docente del colegio secundario, relató el origen de la problemática actual: "Todo estaba bien hasta hace dos años, cuando se produce la jornada extendida en la primaria. Se autoriza la jornada extendida en la primaria sin tener en cuenta que nosotros, los de la escuela secundaria, funcionamos por la tarde." La docente lamenta que el Ministerio de Educación "desconocía eso", y a pesar de una posible resolución que prohíbe la jornada extendida en escuelas compartidas, la autorización fue otorgada.
Inicialmente, dos cursos de primaria que debían usar las instalaciones por la tarde realizaban sus actividades en el NIDO, un espacio frente al colegio que también alberga un jardín maternal y clases de oficio. "Nunca hubo conflicto", asegura Bejarano. Sin embargo, este año, la situación dio un giro inesperado. "Deciden que nosotros, los de la escuela secundaria, les otorguemos tres aulas que nosotros estamos usando porque estos dos cursos ya no quieren ir al NIDO".
La sorpresa y la indignación crecieron cuando, en una reunión el pasado 25 de junio, con la presencia de directivos de nivel primario y secundario, así como supervisores de ambos niveles, se tomó una decisión que impacta directamente en las condiciones de aprendizaje de los alumnos. "Recorrieron la institución y definieron que sí hay espacio, pero no hay espacio", ironiza la profesora Bejarano, refiriéndose a las propuestas que surgieron.
Entre las soluciones planteadas por los enviados del Ministerio de Educación, se destacó la idea de habilitar como aula un depósito de 2x2 metros utilizado para guardar elementos de educación física. "Esa gente la envió el Ministerio de Educación y hay un acta firmada habilitándolo. No tiene ventilación", denuncia Bejarano. Aún más preocupante, se sugirió que el comedor escolar, donde los estudiantes almuerzan antes de clase, "podría ser tranquilamente la biblioteca y podría ser tranquilamente la sala de profesores. La comida la comerán en el pasillo los chicos".
La decisión fue tomada a espaldas de los padres, quienes se están enterando de la situación en reuniones convocadas por la escuela. Judith, madre de un alumno de primer año del secundario y una alumna de primaria, expresó su rechazo: "Nos parece arbitrario, nunca se nos preguntó si estábamos de acuerdo". Para ella, como para muchos otros, la solución es clara: "Nuestro sueño es tener un edificio propio, que es lo que correspondería".
La comunidad educativa de Volcán no solo lucha por condiciones dignas para sus hijos, sino que también reivindica una promesa largamente incumplida. "Se nos viene prometiendo un edificio propio desde que yo era alumna acá en el secundario y nunca se cumplió", afirma Judith. La situación se agrava al considerar que la escuela también alberga a niños con discapacidad, lo que hace aún más imperiosa la necesidad de un espacio adecuado y accesible.
“En 2015, el gobernador Gerardo Morales, puso una piedra basal diciendo que acá se iba a construir el colegio, que Volcán necesitaba su colegio secundario: ya pasaron 10 años. Esa promesa sigue incumplida”.
La imposición de soluciones precarias y la falta de consideración por el bienestar de los estudiantes y docentes ponen de manifiesto la urgencia de una intervención que garantice el derecho a una educación de calidad en la Quebrada jujeña. La pregunta que resuena en Volcán es una sola: ¿cuántos años más deberán esperar por la escuela que les prometieron?