Política | CRISIS DEL TRANSPORTE |

Indolencia municipal y colapso del sistema

El paro en el transporte urbano de la ciudad de Salvador de Jujuy, que ya lleva siete días, pone de manifiesto no solo un conflicto salarial entre trabajadores y empresas, sino algo mucho más profundo: la indolencia municipal y el colapso del sistema de transporte que ya venía gestándose desde hace varios años.

Este punto es crucial: la Municipalidad no es parte de la solución, sino del problema. Su falta de gestión, eludir la responsabilidad y no cumplir con los pagos comprometidos ha deteriorado el sistema de manera constante. Durante años, las empresas han venido arrastrando una deuda que les imposibilita operar correctamente, mientras los trabajadores, al no recibir sus haberes, recurren al paro como último recurso. Así, en lugar de ser un mediador que garantice el servicio esencial de transporte, el gobierno municipal ha contribuido a la crisis que hoy enfrenta la ciudad.

Mientras miles de usuarios se ven obligados a caminar largas distancias o buscar alternativas precarias, el municipio se mantiene al margen, como si no fuera parte del problema, escudándose en que la disputa es "entre las empresas y los trabajadores".

Sin embargo, detrás de esta postura evasiva se esconde una realidad mucho más incómoda que las autoridades municipales prefieren no mencionar: el servicio de transporte urbano es un poder concedente, y por tanto, la municipalidad tiene la responsabilidad directa en la gestión y regulación del sistema. Esta omisión es emblemática de una gestión que ha fallado sistemáticamente en enfrentar la crisis de transporte urbano que, lejos de ser un hecho aislado, lleva años en declive.

La estrategia de desentenderse de la cuestión salarial y reducir el problema a un conflicto entre privados oculta además otro aspecto fundamental: el municipio debe grandes sumas de dinero a las empresas de transporte en concepto de gratuidades. Este incumplimiento financiero no solo ahonda la crisis, sino que limita la capacidad de las empresas para cumplir con los pagos a sus trabajadores, exacerbando así la situación de paro que vive la ciudad. En lugar de asumir su rol como garante de un servicio esencial, el gobierno local elige deslindar responsabilidades, creando un círculo vicioso donde los usuarios, especialmente aquellos que dependen exclusivamente del transporte público, terminan siendo los más afectados.

El colapso del sistema de transporte urbano en Salvador de Jujuy no es un fenómeno nuevo. Años de negligencia y falta de planificación han debilitado progresivamente la infraestructura y el servicio, convirtiendo el sistema en una bomba de tiempo que finalmente ha estallado. Desde la falta de inversiones en flotas modernas, hasta la incapacidad de establecer una estructura tarifaria coherente y justa, el deterioro del sistema ha sido gradual pero imparable. El paro de estos días es solo el síntoma más visible de una decadencia más amplia. Mientras tanto, las autoridades parecen incapaces de ofrecer soluciones estructurales y a largo plazo, limitándose a administrar la crisis a medida que emerge.

Mientras tanto, los jujeños perciben claramente que la responsabilidad está en el municipio, que ha optado por ignorar la situación en lugar de enfrentarla. Esta percepción se extiende por toda la ciudad: cada día sin transporte, los ciudadanos ven cómo sus vidas cotidianas son trastocadas sin que nadie les dé respuestas. La falta de un servicio adecuado impacta no solo en la movilidad de los trabajadores y estudiantes, sino también en la economía local. Comerciantes, empresarios y turistas son víctimas colaterales de un sistema de transporte que se ha desplomado sin que el gobierno municipal haya ofrecido siquiera un plan de contingencia.

Esta situación expone un vacío preocupante en la gobernanza municipal. El transporte urbano, más allá de ser un servicio básico, es un derecho de los ciudadanos, y su colapso afecta directamente la vida cotidiana de miles de personas que no tienen otra opción para movilizarse. La indolencia de las autoridades locales no es solo una cuestión de mala gestión, sino de insensibilidad hacia las necesidades de la población. Cada día de paro se traduce en horas perdidas para los trabajadores, en estudiantes que no pueden asistir a clases y en familias que ven limitada su movilidad. La falta de un plan de contingencia eficiente revela una administración que ha subestimado por completo la magnitud de la crisis.

Además, el colapso del transporte en la ciudad tiene efectos económicos devastadores. Al no haber soluciones inmediatas, sectores clave como el comercio y el turismo también se ven perjudicados, ya que la conectividad es esencial para el flujo de personas y bienes. Es difícil comprender cómo una ciudad que depende tanto del turismo y del comercio puede permitirse mantener un sistema de transporte en estas condiciones. La falta de visión estratégica en el ámbito del transporte es un reflejo más de una gestión que ha priorizado otras áreas, dejando de lado un servicio que impacta directamente en la calidad de vida de los jujeños.

La municipalidad de Salvador de Jujuy tiene una deuda no solo con las empresas de transporte, sino con la ciudadanía misma. La omisión de responsabilidades y la falta de respuestas concretas solo profundizan la desconfianza en una gestión que parece haberse desconectado de la realidad que viven sus habitantes. Mientras tanto, los trabajadores del sistema de transporte, con haberes adeudados y condiciones precarias, se ven forzados a recurrir al paro como último recurso. Pero, ¿hasta cuándo podrá la ciudad soportar un sistema que claramente ha colapsado?

Los numerosos días de paro, más allá del conflicto laboral, son una señal inequívoca de que el modelo actual de transporte urbano en Jujuy es insostenible. La indolencia municipal ha transformado lo que podría haber sido un conflicto de rápida resolución en una crisis que afecta a todos. ¿Qué debe pasar para que las autoridades tomen cartas en el asunto? La respuesta sigue siendo incierta, pero lo que es evidente es que el sistema, tal como está, no puede seguir funcionando.

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