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Un escenario político en ebullición

En las últimas horas, el peronismo ha tomado una decisión que profundiza un operativo que lleva varios días gestándose.

Este movimiento político parece ser una especie de rémora del famoso "Sí se puede" macrista, que surgió tras la aplastante derrota en las primarias de 2019, pero que en última instancia resultó en una recuperación electoral insuficiente para garantizar la reelección. En esta ocasión, el objetivo es llevar a Sergio Massa a un ballottage contra Javier Milei, con la esperanza de vencerlo en esa segunda vuelta.

El reciente fallo adverso de la jueza de Nueva York, Loretta Preska, respecto a la expropiación de YPF por parte de Argentina, no debería sorprender a nadie. Este fallo es la consecuencia lógica de una decisión apresurada y temeraria tomada por Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof en abril de 2012, y respaldada en el Congreso por gran parte del peronismo. Es justo calificar esta acción como un verdadero disparate.

Para Sergio Massa, este fallo representa un golpe fuerte, un auténtico mazazo. Los números económicos actuales son catastróficos, con un índice de inflación que se espera que alcance el 14% en agosto. En este contexto, Massa intentó aprovechar el partido de la selección argentina contra Ecuador para ganar puntos políticos, pero su actuación en la TV Pública fue vista como poco convincente y hasta reminiscente de Cristina Fernández de Kirchner cuando habló de funcionarios que no estuvieron a la altura. Queda la pregunta de si se estaba incluyendo a sí mismo o al propio presidente.

Además, no se vislumbran nuevas ideas para controlar los precios y estabilizar la economía. Massa sigue aferrado a las viejas recetas de controles de precios y amenazas a los empresarios que ya no tienen el mismo efecto que en el pasado.

El peronismo ha desplegado diversas estrategias para alcanzar su objetivo, todas ellas impregnadas del tradicional estilo político peronista. Sin embargo, estas tácticas parecen chocar con la realidad de las redes sociales y las frustrantes encuestas de opinión.

Una de estas estrategias se manifestó recientemente en Tucumán, donde líderes peronistas de alto rango se reunieron junto a Massa para mostrar su fuerza y movilizar a la militancia. Hubo un acto con miles de simpatizantes y se buscó demostrar unidad. Sin embargo, antes de este acto, hubo reuniones políticas en las que se debatieron asuntos internos, se ajustaron cuentas y se presionó a los mandatarios para que aumentaran su compromiso con la causa peronista.

La presión sobre los gobernadores se hizo evidente después de los resultados adversos en las PASO. Mensajes de Cristina Fernández de Kirchner y Malena Galmarini fueron enviados a través de intermediarios, pero algunos gobernadores parecen haber resistido estas presiones. Sin embargo, algunos de ellos han tomado medidas para dificultar la candidatura de Milei en sus provincias.

Existen motivos lógicos y económicos para que los gobernadores se involucren más en apoyar a Massa. Además de las cuestiones políticas, las elecciones de octubre pondrán en juego las diputaciones y senadurías de sus provincias. También se mencionan rumores sobre la posibilidad de que se recorten los fondos que las provincias y municipios reciben del gobierno nacional si Milei resulta electo presidente, aunque esto podría ser simplemente especulación.

El enfoque oficial para movilizar a las gobernaciones e intendencias en apoyo a Massa sigue un protocolo conocido. Se espera que se involucren más, que movilicen a la dirigencia y la militancia, y que mejoren la fiscalización en las elecciones. Sin embargo, esto puede abrir la puerta a prácticas poco transparentes y poco democráticas, como la falta de boletas o el clientelismo político para llevar a la gente a votar por un partido específico.

A pesar de las tensiones políticas y las estrategias desplegadas, también se observan movimientos sutiles que sugieren una cierta convergencia entre distintos actores políticos. La política es un campo en constante cambio, y la capacidad de adaptación y búsqueda de alianzas puede ser clave para el éxito electoral. En última instancia, el peronismo busca avanzar hacia su objetivo de mantener el poder en Argentina, y esto implica un juego político complejo y en constante evolución.

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