Su ingreso como pre candidato a vicepresidente acompañando a Horacio Rodríguez Larreta, no es casual, fue confirmado solo tres días después de los sucesos trágicos ocurridos en inmediaciones de la Legislatura. La responsabilidad del gobernador jujeño en la sanción anti protocolar de la reforma constitucional, además del mega operativo policial que avanzó indiscriminadamente tanto sobre manifestantes violentos como pacíficos con mano de hierro, cosecharon elogios en el ala más dura de la colisión opositora.
Como consecuencia emprendería una gira por Argentina aún más intensa de lo que ya tenía habituado al electorado, desentendiéndose en gran medida de la crisis salarial y el avasallamiento sobre los derechos humanos que padecen trabajadores, organizaciones sociales, comunidades originarias y ciudadanos sin bandería política.
Lejos de la provincia que debe gobernar hasta el 10/12, valga la aclaración: donde el apoyo popular ha decrecido notablemente desde las elecciones provinciales, Morales se refugia en la campaña mientras ordena a su “militancia fiel”, impedir que la mala prensa se extienda a otras jurisdicciones. Sin embargo el blindaje mediático del que supo gozar ya fue ampliamente vulnerado, millones de argentinos vieron lo ocurrido en Jujuy gracias a la presencia de medios nacionales, manifestantes que hoy repudian cada vez con más énfasis sus visitas proselitistas.
San Luis, Mar del Plata, Salta, Mendoza y Catamarca, ya le hicieron sentir el rigor de los errores cometidos por tamaña falta de diplomacia. En los últimos 70 días el dirigente norteño efectuó no menos de 40 viajes como puede verificarse en sus redes sociales, visitando una docena de provincias, incluyendo Capital Federal, con fines netamente electorales, aunque los episodios de repudio ciudadano iniciaron luego de los hechos de violencia estatal harto conocidos.