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Gerardo Morales, cerca de Alberto, "jubila" a Macri y se prepara para el "larretismo"

El gobernador de Jujuy busca su lugar, entre gestos de resignación para las próximas elecciones: las encuestas le dan un mal pronóstico.

  • Gerardo Morales hace equilibrio buscando un futuro político.
  • Exprimió al macrismo, se reconvirtió en albertista y ya envía señales a Horacio Rodríguez Larreta.
  • Teme pagar en las elecciones el manejo de la pandemia.

Gerardo Morales sonríe y hasta repite cuando lo señalan como “el más peronista de los radicales”. Busca proyectar una vocación de poder tradicionalmente más asociada a los justicialistas que a sus correligionarios, a los que estigmatizaron durante mucho tiempo con aquello de no saber gobernar. Ese prejuicio al gobernador de Jujuy siempre le dio urticaria y se esmeró por sacárselo de encima.

En el afán de sostener ese pragmatismo, Morales se sinceró la semana que pasó tendiendo lazos hacia los espacios políticos que muestran presente y futuro, alejándose al mismo tiempo de lo que él considera como pasado.

El presente es el presidente Alberto Fernández, sostén financiero de su gestión y trinchera última ante el asedio del kirchnerismo. Morales no dudó en “ordenarles” a los tres legisladores que le responden en la Cámara de Diputados de la Nación que levanten la mano para votar afirmativamente el presupuesto 2021, sin que le importe la fisura que eso produjo en el bloque de Juntos por el Cambio, que se debatía entre abstenerse o votar en contra.

El futuro, a juzgar por la reciente entrevista con Jorge Fontevecchia para el diario Perfil, es Horacio Rodríguez Larreta, el dirigente de mayor imagen positiva hoy en el país, a quien hace algunos meses Morales le hizo reproches públicamente.

El pasado es nada menos que su otrora benefactor y financista de su gobierno, Mauricio Macri, el ex presidente cuyos ministerios y secretarias le dieron prioridad absoluta a todas las demandas de Jujuy, aun cuando los funcionarios locales no se caracterizaban por ser una usina de proyectos.

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Alberto Fernández es, para Morales, el presidente que “busca cerrar la grieta” y quien tiene “comprensión de lo que el país necesita”, mientras que Rodríguez Larreta es quien debería “disputar una interna de acá a la China” para liderar Juntos por el Cambio y ser el candidato a presidente en 2023, debido a que “Macri cumplió su ciclo”, según el gobernador.

La postura asumida por Morales y explicitada la última semana tiene al menos tres lecturas que ayudarían a comprender el contexto.

La primera habla de razonabilidad. Es probable que cualquier dirigente en su situación y con sus responsabilidades intente cobijarse en la Casa Rosada, sin importar quien ocupe el sillón de Rivadavia, aunque eso implique apoyar con similar énfasis a figuras tan disímiles como Mauricio Macri o Alberto Fernández. Confrontar no tendría sentido, alinearse aparece como la principal opción.

La segunda da cuenta de la debilidad de su gestión, que en cinco años tiene como principal pergamino haber promovido el encarcelamiento de Milagro Sala y la “recuperación de la paz”, pero, de la mano del país, no produjo inversiones, acumula sospechas de corrupción con oligopolios vinculados a la dirigencia política y a las contrataciones con el Estado, a la par que aumentó la pobreza en la provincia.

La tercera habla del desgaste de su figura. Lejos quedaron aquellos meses de triunfalismo prematuro en la pandemia, en los que coqueteó con una candidatura a presidente en 2023. La fan page de Facebook que lo promovía llegó a mostrarse muy activa con las mismas cuentas que “trollean” cualquier crítica contra el mandatario provincial en la red. Una encuesta muy difundida, rankea mes a mes a los mandatarios provinciales y con más de 600 consultas en Jujuy lo ubica en el podio de los dirigentes con peor imagen.

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“No estamos tan mal”, dijo con una sonrisa incómoda recientemente el gobernador en una entrevista con Canal 7, aunque admitió en Perfil la posibilidad de que su desempeño en la pandemia sea plebiscitado en las legislativas de 2021. “Tal vez en las elecciones de medio término las gestiones de gobierno tengamos que pagar las consecuencias del buen, mediocre o mal manejo de la pandemia; en esto me incluyo”, expresó.

En Jujuy hay una sensación generalizada de reprobación al manejo de la crisis sanitaria, con un gobierno que pasó del triunfalismo al colapso sin escalas y mostró un Morales autoritario inicialmente y sin autoridad después.

Así, las esperanzas de obtener un triunfo arrasador que le permita alcanzar la mayoría absoluta en la Legislatura de Jujuy y la puerta para modificar la constitución provincial y proyectar un tercer mandato, hoy parece irreal. “Falta mucho por hacer en Jujuy, pero no puedo ser reelecto. Por lo menos estaré contribuyendo en alguna construcción nacional, potente, de centro”, afirma él.

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