- A la par de los pedidos de asistencia y del hambre en Jujuy, crece la demanda de ayuda al Banco de Alimentos, que no puede atender todos los requerimientos.
- Referente de la institución aseguró que cumplen con quienes asumieron compromisos previos y tienen una lista de espera, deseando poder ayudar a todos los que lo solicitan.
Crece el hambre y el Banco de Alimentos tiene comedores en lista de espera
Desde la institución se indicó que se ven obligados a llegar a aquellos con los que asumieron compromisos.
La crisis alimentaria en Jujuy llegó a límites hace meses impensados para quienes trabajan contra la problemática:
- Agosto fue uno de los meses más difíciles ya que se redujo la cantidad de provisiones que reciben estas instituciones de parte de instituciones que no pertenecen al gobierno.
- A fin de mes aumenta la cantidad de familias enteras, ya no personas, que solicitan ayuda en merenderos y comedores.
- En muchps de estos espacios, por lo menos las que pertenecen a la Corriente Clasista y Combativa, hay lista de espera por la creciente exigencia de alimentación.
Pero la CCC no es la única institución que tiene lista de espera.
La Fundación Banco de Alimentos ayuda a comedores y merenderos de todo Jujuy y tienen un número determinado de instituciones a las que, mensualmente, llevan distintos tipos de alimentos. En agosto, por la demanda, tuvieron que reducir la cantidad de mercadería que entregan a la mitad, esperando poder reunir más antes de fin de mes para completar la asistencia.
También dejaron de colaborar con instituciones del interior, a las cuales volvieron durante septiembre.
En el Banco de Alimentos reciben constantes pedidos de ayuda desde más comedores y merenderos que no pueden atender, por lo que crearon una lista de espera y buscan poder atender esos pedidos de auxilio.
Paulina Mogro, referente del Banco de Alimentos, dijo que intentan ayudar, pero que en Argentina más del 60% de niños no tenga seguridad alimentaria (posibilidad de acceder a alimentos nutritivos) repercute en nuestra provincia, donde tienen “lista de espera de comedores a los que no podemos ayudar porque tratamos de asistir a los que ya venimos trabajando y que no dejaron de trabajar”.
Cuando no tienen asistencia externa, quienes dirigen estas instituciones buscan generar ingresos organizando rifas u otras actividades recreativas, y vendiendo comida, desde bollos hasta empanadas. Y casi la totalidad de ellos fueron abiertos por personas que residen donde éstos funcionan: ven la pobreza, la necesidad, el hambre en sus barrios, y reaccionan al respecto.