- Ezequiel Lugano, psicólogo jujeño, se refirió a las presiones y lugares comunes de Fin de Año, dando consejos de cómo evitarlos o superarlos.
- El especialista se refirió también a la búsqueda de ayuda, el análisis de proyectos propios, y la forma de sobrellevar las presiones de la época de las Fiestas.
Psicólogo analizó las presiones de fin de año y dio consejos para evitarlas
Profesional jujeño analizó las presiones y situaciones de fin de año y dio consejos para evitarlas o superarlas.
El licenciado en Psicología Ezequiel Lugano visitó El Colectivo de Canal 2 de Jujuy y se refirió a las presiones y situaciones que surgen en el último mes de cada año, en la época de las Fiestas, comentando los proyectos que las personas logran concretar, los que planean, y el estrés que eso conlleva.
“Esta época es un detonador de otras cuestiones que traemos, sea que hayamos concretado un proyecto o que no, porque también mucha gente cumplió sus sueños y termina cansada, y tiene esta sensación de que se cansó mucho y quiere que termine el año. También tenía proyectos que se frustraron o tenía ganas de hacer algo, están atosigados por muchas cosas pendientes. Es una época clave que detona muchas cosas que traemos detrás o desde hace tiempo y las visualizamos en esta época “.
“Hay dos cuestiones: la frustración, y a veces la culpa que viene generada por la exigencia del entorno y por uno mismo, la falta de aceptación de uno mismo, que no tiene el control de las cosas, la aceptación de haber hecho lo que se pudo y la renuncia a la exigencia de que no siempre se puede, de que a veces las cosas no salen. Y uno no siempre tiene que poder. Estamos en una situación donde todo el tiempo nos dicen que tenemos que poder, que las cosas tienen que salir, y no siempre es así. Ser feliz las 24 horas es imposible; hay que empezar a entenderlo para aceptar estas emociones: frustración, culpa, insatisfacción y en esa aceptación, poder generar un cambio. Por otra parte, la ansiedad que, a pesar que ahora está muy de moda la palabra, aun hay gente que le da un estigma negativo, cuando la ansiedad es una emoción como todas, ni malas ni buenas. Están para decirnos algo, pueden ser amigas. El problema de la ansiedad es cuando queremos evitarla, y la evitamos cuando tenemos un proyecto que no se cumplió. A fin de año me genera ansiedad porque quiero cumplirlo, y no paramos. Cuando la evitamos por no querer sentirla, porque creemos que es mala, negativa, ahí la emoción es un problema”.
“Si me sale un lunar en el rostro me miraré en el espejo y mi cuerpo generará ansiedad. Ella me movilizará y diré que tengo que ir a un dermatólogo. Si no generara esa ansiedad ignoraría el lunar y quizá terminaría en un problema. Con esto pasa lo mismo: si no gestiono la ansiedad que me está alertando de algo, un peligro, la ansiedad se volverá un problema”.
“La ansiedad tiene diferentes formas de acuerdo a cada persona, pero hay algo básico y simple para identificar cuándo tenemos ansiedad, dos palabras: la ansiedad responde al “¿y sí?” En esta época es “¿y si no llego a fin de mes?” “¿y si no logro esto para las Fiestas?” Y generalmente son posibilidades a futuro, negativas, y hay que tener en claro que el 95% de las cosas negativas que imaginamos no suceden. La ansiedad te está dando a resolver un problema hoy, pero si es un problema futuro, hoy no lo puedo resolver. Está siendo negativa. El “¿y sí?” es donde tengo que identificarla para parar. Si no puedo resolver el problema ahora, paro y lo resuelvo después”.
"Ansiedad y ataque de ansiedad no son iguales. El ataque de ansiedad es un momento puntual donde se generan ciertas crisis de ansiedad, de miedo, y en ese momento explota un período de ansiedad. Estaríamos hablando de que se ignoró la ansiedad, no se hizo caso, hasta que se termina en una crisis de ansiedad, un ataque de pánico tan de moda hoy en día, que tiende a repetirse si no se maneja”.
“La gente puede acudir a hacer terapia porque tiene una cuestión vital que no puede resolver y necesita ayuda, o también para mejorar su calidad de vida. No siempre uno pide ayuda cuando tiene que resolver un problema, se puede vivir mejor. Y la terapia es una forma de aprender a vivir mejor, a prepararnos para dificultades que llegarán, porque siempre lo hacen. A nivel personal, laboral, familiar y estamos en una sociedad donde no paramos para trabajar con nosotros mismos. Ir a terapia es para conocerse y utilizar las herramientas que tenemos. Las emociones son fabulosas para enfrentar las cosas de la vida, aprender a usarlas y gestionarlas para vivir mejor”.
“Las personas generalmente esperan tener una situación de crisis para buscar ayuda, y todos podemos mejorar, aprender a conocernos y vivir mejor. Lo importante no es sentirse mal o bien porque uno tiene derecho a sentirse mal, a fracasar, es qué hacemos con eso. En esta época hay mucha gente que quizá no sabe que tiene ansiedad, quizá sí, pero está muy cansada, frustrada y no está mal. Si además de la frustración, la culpa, el cansancio, se auto impone que tiene que estar bien, además de todas esas emociones, agregamos el estrés de tener que estar bien. Lo importante no estar bien o mal, sino qué hacemos con lo que sucede. A todos nos puede ir mal y lo importante es aprender. Los momentos malos son para aprender, y los buenos para disfrutar, darnos la oportunidad de aprender de eso para que después no se repita. Uno tiene derecho a salir adelante”.
“Tenemos emociones básicas: alegría, tristeza, asco, miedo y son muy pocas las que son positivas, que te hacen sentir bien. La mayoría son desagradables pero cumplen una función, lo importante es qué hago con lo que siento. No se puede estar bien todo el tiempo. Sí se puede afrontar con cierta solvencia o tranquilidad las emociones y situaciones, se puede no desbordarse de ciertas situaciones. Uno no puede manejar lo que piensa a veces, porque hay ciertos pensamientos, y sobre todo el pensamiento negativo, que es automático. El positivo es reflexivo, por eso es más difícil ser positivo que negativo. Ser positivo lleva un trabajo pero uno sí puede decidir cómo acciona. La ansiedad y ciertas emociones quizá no las podamos manejar a nivel mental en un principio, pero podemos. No tienen por qué imposibilitarnos a nivel conductual. No puedo sentirme triste y salir con una actitud ganadora a trabajar y salir de esa situación hasta que la misma conducta vaya modificando mi manera de pensar”.
“Es saludable planificar en la medida que no genere estrés sobre nosotros, que no produzca ansiedad. Si me hace bien planificar y eso me hace estar tranquilo, es saludable, si me presiona, nos estamos complicando. Está bien tener estructura, saber para dónde uno va, pero hacer una cosa por vez, enfocarse en una cosa por vez, independientemente de lo que quiero hacer mañana, sabiendo que el futuro cambia, que no tenemos el control de las cosas y que lo único que tenemos es este momento. Hoy puedo estar bien, mañana no lo sé, entonces, me enfocaré en estar bien hoy, o lo mejor que pueda. Y si no puedo estar bien, decidir qué hago con el malestar, qué aprendo, cómo hago para resolver esto y estar bien mañana”.