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En primera persona, crudo relato sobre drogas en barrio San José de Palpalá

Una vecina de la zona denunció a su propio hermano (adicto a los estupefacientes) de robo y consumo.

  • Vecina de barrio San José expresó su preocupación por la cantidad de hechos delictivos que se producen.
  • Acusó a su hermano de robo y sostuvo que es adicto a las drogas, que lo llevan a delinquir.
  • Los residentes de la zona temen denunciar a los delincuentes, que se refugian cerca de un monte del barrio.

Los hechos de inseguridad en barrio San José, en Palpalá, continúan aumentando día tras día, sin que haya respuestas de autoridades policiales o municipales a los pedidos de seguridad que los vecinos realizan constantemente.

Las denuncias de robos, consumo de drogas y agresiones son comunes, repetidas, visibilizadas, y la problemática parece incrementarse a medida que pasan las semanas y los meses sin que las autoridades responsables tomen cartas en el asunto.

La inseguridad, la falta de iluminación y de obras públicas forman un paquete de problemas que los vecinos muestran diariamente, pero aun no son percibidos en las oficinas del gobierno provincial, de la central de Policía, ni de la municipalidad de esa ciudad.

Candela vive en el barrio; además de sufrir como propios los problemas de los vecinos, tiene hermanos con problemas de adicciones; uno de ellos fue internado en un centro de rehabilitación en Tucumán; el otro se convirtió en un ejemplo de lo que la desidia municipal, estatal y policial puede crear: un joven adicto que delinque para consumir estupefacientes.

El barrio esta rodeado de delincuencia y drogas

“Vivo en avenida la Quiaca; mi dormitorio da a la calle, y el lunes a la madrugada escuché ruidos y corridas. Abrí la ventana y vi a tres jóvenes, uno de ellos era mi hermano. Minutos después los escuché correr de nuevo, llegaron trayendo tres llantas y algunas cosas más”.

“Mi hermano tiene problemas de adicción y hace más de dos semanas que no va a su casa. Tiene 15 años. Recientemente convulsionó; al parecer, una noche no tenía plata para consumir y robó. Fue la primera vez que lo vi robar, pero no sé si es la primera vez que lo hizo. El problema es que roba con un chico que roba a todo el mundo, cada vez que puede. Pasa por una casa, y si hay una soga delante, saca ropa y calzado. Es un chico que constantemente roba en el barrio, y también tiene problemas con las drogas”.

“Cuando los vi llegar con las llantas llamé al 911 y no me contestaron, por eso publiqué lo que sucedía en redes sociales, para que alguien llame a la policía. Miré por la ventana y no quise salir porque no sabía si mi hermano estaba drogado o no, y si podría golpearme si lo enfrentaba. Una chica me mandó un mensaje y me dijo que vio a tres chicos abriendo un alambrado y robándole a su vecino. Le di mi número y me enviaron mensajes hasta las 4 de la mañana, varios vecinos de barrio San José, diciendo que también habían sufrido robos. Una vecina me dijo que le rompieron la puerta trasera de su automóvil y le sacaron el estéreo y otras cosas más. Otra vecina me preguntó si tenía las llantas; se puede haber malinterpretado lo que publiqué porque no vivo con mi hermano”.

“Los chicos que tienen problemas con las drogas (entre ellos, mis primos) están refugiándose parea el lado del monte de San José”.

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Captura de pantalla

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“Informé a los vecinos que vendrían periodistas de varios canales de televisión, que nos reuniéramos para reclamar, y tal vez no vinieron porque tienen miedo”.

“Estoy poniendo la cara por todos los vecinos de San José porque a mí no me robaron, vi y avisé qué robaron y dije que uno de los que robó es mi hermano. No lo cubriré porque es lo que hace la mayoría de la gente cuando tiene familiares con problemas con las drogas, los cubren o les fomentan el vicio. La pasé muy feo con mi hermano de 18 años que todavía está internado en Tucumán por problemas de adicción”.

“Queremos pedir ayuda y seguridad para el barrio; dicen que aquí viven varios policías, un oficial de la Brigada o algo así. Los chicos pasan fumando marihuana al lado del móvil, y como todos se drogan, todos son flaquitos e iguales al caminar. Agarran a uno que solamente se droga y no está robando, pero lo agarran”.

“El consumo en el barrio creció muchísimo; estoy dolida por lo que pasé con mi hermano de 18 años: me robó ropa de mis hijos y la remamos mucho con mi mamá, hablándolo. Mi hermano más chico dice que saldrá adelante solo, pero de eso no se sale solo. Acá y en barrio 30 Hectáreas hay muchos que venden y les están arruinando la vida”.

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