Noemí Bejarano y Brenda Vegas son tan solo dos de las maestras comunitarias que se animan a enfrentar la realidad de los humildes que la clase política tantas veces ha optado por ignorar. Lo hacen desde años, de hecho la Escuela Artística Popular NIñxs Pajarxs ya suma 24 años, junto a otra treintena de trabajadores de la educación no formal mientras se reconocen como parte de esa masa de individuos pobres, pero con la ilusión de poder cambiar el estatus.
Los docentes de "Niños Pájaros" se reconocen como "pobres que desean transformar vidas"
Referentes del espacio educativo y de contención visitaron Sobremesa (Canal 2) para mostrar la obra que han desarrollado por más de dos décadas en Alto Comedero. A pesar de su fundamental asistencia a sectores vulnerables no logran percibir su salario correspondiente.
“El docente comunitario es una persona principalmente solidaria con compromiso social hacia cualquier tipo de formación, ya sea artística, deportiva, educativo pero enfocada en los sectores más desprotegidos. Los lugares donde trabajamos son precarios, no son institucionalizados o subvencionados, hay mucha autogestión, un educador comunitario tiene que tener mucho compromiso y fortaleza frente a problemas que nos interpelan como desnutrición o situaciones de consumo problemático ”, explica Bejarano sobre la tarea que realizan a diario, cuyo principal requisito es la fortaleza mental y la convicción inamovible que un cambio es posible.
La Biblioteca Niños Pájaros nació por organización vecinal soñando un mundo distinto, tratando de llegar donde el Estado por omisión o incapacidad no lo hace, su sede original y auto gestionada (una de varias) en Alto Comedero “empezó siendo un asentamiento, ya hace 24 años, no teníamos agua, las calles siguen sin asfaltarse, le hemos puesto colores y dado luz a la esquina”, amplía Vegas ilustrando que una mejor situación es posible cuando depende de la voluntad propia.
Esa es la clave de tantos años subsistiendo aún cuando sus colaboradores no reciben el salario correspondiente del Ministerio de Educación. Otros espacios de contención han debido cerrar por la falta de asistencia. Cuando eso ocurre el daño en la trama social se expande y puede ser irreparable de no atenderlo a tiempo.
“Arriba de 1.000 niños acuden a estos espacios educativos por elección, tenemos talleres artísticos, acompañamiento pedagógico también inclusivos, espacios culturales, no solamente estamos en B5”, ilustran sobre el alcance y notoriedad que actualmente ostentan.
Si bien no son todos, muchos de los educadores comunitarios tienen designación ministerial, pero esto no implica que el gobierno de turno contrapreste salarialmente como merecen “Desde mediados de febrero comenzamos a hacer la apertura de los talleres y clases de apoyo, es una labor que no se valora, no se tiene en cuenta de parte del gobierno provincial”.