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Clientelismo en Jujuy, reciclando las malas mañas del siglo pasado

Las denuncias mediáticas sobre un ex intendente periqueño regalando mercadería ratifican que las tretas de la vieja política no se han perdido. Gestionar para buscar el futuro voto, vuelven a ser herramientas comunes para una campaña que promete ser encarnizada y anticuada.

  • Los actuales y ex funcionarios del gobierno utilizan el clientelismo como herramienta para reunir votos.
  • Aunque está popularmente mal visto es una práctica que aún abunda. No obstante el gobernador Morales perjura que se ha terminado hace tiempo.

La definición de clientelismo no tiene nada de ambigua, es “la tendencia a favorecer sin justificación”, pero sí es ambiguo el mensaje que buena parte de los actores políticos pregona sobre transparencia y empatía cuando se los ve regalando mercadería, calzado, colchones, calcomanías o lo que fuere, con fines netamente proselitistas. Una tendencia que se presume incrementará conforme se acerquen las elecciones legislativas, constituyentes y de gobernador pactadas para el 2023.

Hace poco más de seis años el gobernador Morales publicaba en un tweet “En Jujuy estamos poniendo fin al clientelismo y a la cultura del apriete”, en relación a la entrega de lotes del IVUJ para beneficiarios previamente sorteados de manera pública. Esa insignia de gobierno iría cayendo por el peso de las acciones de sus propios dirigentes, aliados y también rivales, que aparentemente no pueden aggiornarse a los nuevos métodos de convencimiento ciudadano.

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El ejemplo más reciente lo habría dado el ex intendente de Perico reubicado tras la derrota electoral de 2019 como coordinador de Planeamiento Estratégico, expuesto por el concejal de VIA Sergio Ríos quien lo vio regalando pollos en cercanías de la feria minorista días atrás. No sería de extrañar, según el archivo periodístico, es una estrategia varias veces empleada por el histórico funcionario a lo largo de los más de 20 años donde oficio como jefe del Ejecutivo municipal.

El regreso de la vieja política: ex funcionario repartió pollos en Perico

Poco más de un año atrás la Oficina Anticorrupción dejaba libre de culpas al comisionado de Rodeito Eduardo Orellana, protagonista de otra situación donde las dádivas, esta vez en forma de vivienda se destaparon gracias al registro fílmico. El nivel de escándalo fue tal, que incluso la cadena alemana Deutsche Welle elaboró un informe y aunque Orellana fue grabado diciendo “estoy dando lotes pero son para la gente que está conmigo, a la par mía”, la OA administrada por la militante radical Josefa Herrera cerró el caso contra su reconvertido compañero del Frente Cambia Jujuy.

“Fui víctima de un video para el cual no tenía mi consentimiento… No estaba bien anímicamente… Las expresiones que tuve no fueron las mejores porque estaba saturado por la situación”, fueron las explicaciones elegidas para su descargo tras el fallo favorable.

Corrupción al desnudo: "Le doy lote a la gente que está conmigo"

A principios de 2021 el intendente de El Talar Juan Carlos Ruíz, acérrimo amigo del gobernador (de hecho estuvo junto a Morales en el evento de campaña de Costa Salguero celebrado en octubre) tomaba la controversial decisión de reasignar una serie de lotes en barrio El Progreso pretendiendo dejar en la calle a 80 familias que hasta ese entonces y sin inconveniente alguno los ocupaban, cobrándose por ello una constancia de tenencia precaria a los fines de regularizar la situación a futuro. La amenaza constante de desalojo por fuerza policial motivó protestas y averiguaciones, demostrando según les informaron a los vecinos desde la Secretaría de Ordenamiento Territorial y Vivienda que no se había movido un expediente de forma favorable para ellos, siendo que en algunos casos habitan la zona desde hace 13 años.

Según manifestaron los vecinos del Talar, el objetivo de Ruíz no era mejorar la situación habitacional de manera ecuánime con la llegada de fondos provinciales usando los terrenos fiscales que dispone la jurisdicción, si no construir viviendas para familias amigas cuya adjudicación había sido gestionada por el propio funcionario.

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La municipalidad de San Pedro, con el intendente Bravo a la cabeza, no disimula ser un búnker radical del nepotismo/clientelismo. La Secretaría de Desarrollo Humano primero dirigida por su hija Gisel (actual diputada provincial) y luego por su hijo Ariel (quien la reemplazo) ha sido utilizada en múltiples oportunidades como sede militante. Casualmente o no, días antes de las elecciones provinciales 2021 que le valieron a Gisel Bravo el acceso a la Legislatura, fue puesto en marcha el programa “Calzando Sueños”, entregando zapatillas a niños/niñas de la jurisdicción. Por esa misma fecha algunos vecinos divisaron y hasta denunciaron en redes el recorrido de un camión afectado habitualmente a tareas de limpieza urbana llevando bolsones de mercadería. Antihigiénico e inmoral, hay de donde elegir.

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Natalia Sarapura otrora ministra de Desarrollo Humano y potencial diputada nacional (con el FCJ falló en dos oportunidades) no desconocía la emergencia alimentaria que padecía la provincia, pero en los hechos quedará constancia de lo poco o insuficiente que hizo desde que asumió en 2019 para morigerar el hambre. Quien escatimó las partidas alimentarias para comedores y merenderos por casi tres años, no tuvo reparo en salir a recorrer los barrios dejando bolsones a cambio de una foto cuando su candidatura lo requirió.

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Citando una antigua nota de JujuyalMomento, se trata de: una clara deformación conceptual en el manejo de la ayuda social, donde funcionarios se muestran como benefactores de personas en situaciones de pobreza extrema y hacen de una gestión inherente a su función una puesta en escena con el objetivo de obtener rédito político.

Arrear militantes hacia Libertador Gral. San Martín para llenar un acto oficialista como denunció la concejal Patricia Gutiérrez el año pasado; repartir productos o alimentos como se vio en Fraile Pintado el mismo día de las elecciones a concejales 2021; organizar festivales con la firma del candidato a intendente invadiendo la cartelería como supo hacer Rubén Rivarola con madres y niños en sus respectivos días. La clase política ortodoxa adapta su campaña a la billetera que disponen, pero siempre buscando tentar al ciudadano, ansiosos por recibir un gesto/mimo/reconocimiento.

En conclusión las prácticas clientelares pueden presentarse en muchas formas, tratar de convencer al electorado con obsequios en vez de garantizar derechos y servicios tiene probada efectividad, aún cuando al cuarto oscuro pase solo el votante.

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