“La soberanía alimentaria plantea un paradigma distinto cuando establece que es el derecho de los pueblos a decidir sus propias estrategias de producción de alimentos, comercialización, y habla también de la calidad, que tiene que ser suficiente para garantizar este derecho a la alimentación”.
“En Argentina, desde 2001, surgen las primeras cátedras libres de soberanía alimentaria como de Agroecología y Soberanía Alimentaria, que comienzan a dar esta discusión en el interior de las universidades. Las mismas, en su carácter abierto, empiezan a incluir a otros actores de la sociedad y se nutren de esas experiencias y relatos que viven y padecen los productores de alimentos”.
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FOTO ILUSTRATIVA/ PEQUEÑOS PRODUCTORES DESEMPEÑANDO SU LABOR EN EL CAMPO.
“La soberanía alimentaria va mucho más allá de lo que plantea el paradigma de la seguridad alimentaria, que dice que tiene que haber alimentos, las personas tienen que consumirlos para tener un buen estado de vida, acorde a sus preferencias, pero la soberanía alimentaria va mucho más allá en cuanto a cómo deben ser esos alimentos, quiénes deben producirlos, dónde deben producirse. Plantea nuevas preguntas que escapan al ámbito de la seguridad alimentaria y reconoce y revaloriza a los actores tradicionales de la producción de alimentos, los pequeños y medianos productores”.
“En Argentina, el 65% de las explotaciones corresponden a pequeños y medianos productores de alimentos. Cuando se analiza la superficie que efectivamente cultivan, se encuentra que es inferior al 12%. Ahí está la encrucijada de Argentina: que produce mucha cantidad de alimento pero quiénes lo producen, con qué calidad, qué recursos utilizan, cuánta cantidad de agua, qué agroquímicos, quién se los vende, cómo los usan, hasta dónde avanza la frontera agropecuaria”.
“Se hace hincapié en la agricultura familiar, que durante gran parte de la historia de la humanidad fue la encargada de administrar los alimentos a la mayor parte de la población".