Ya sea caminando de puntillas sobre el escenario o atravesando en borceguíes cuarenta kilómetros a campo traviesa, la cabo principal Abigail Serrano (33) ha demostrado una extraordinaria capacidad de autosuperación, al punto de convertirse en la primera y única tiradora especial de las fuerzas armadas.
Bailarina y francotiradora, la historia de una jujeña en la Armada
La cabo principal de Infantería de Marina Abigail Serrano visitó Sobremesa durante la "semana de la mujer", ofreciendo su experiencia en la superación de prejuicios culturales. "El infante de marina tiene que estar preparado física y mentalmente, sin distinción de género, un trabajo difícil requiere un entrenamiento difícil", resumió sobre su experiencia en la armada.
En su visita a Sobremesa (Canal 2) recordó el momento en que su plan de vida viró 360º, cuando necesitada de fondos para financiar su carrera artística decidió enrolarse en la oficina de Ramírez de Velazco y San Martín. Hasta ese momento el ballet había sido su meta absoluta, el futuro se encontraba más allá de los límites de Jujuy, pero audicionar en la capital del país implicaba un costo que su familia no podía cubrir. Hacia 2011, ingresar a las fuerzas para cubrir los gastos de su instrucción artística parecía una opción viable, aunque los antecedentes de una camada de mujeres no abundaban, la primera promoción databa del 2008.
Inesperadamente el plan financiero terminaría por convertirse en vocación; perdida en un pared con imágenes promocionales, Serrano quedó cautivada al ver a los infantes de marina con su rostro adusto navegando un bote MK5 como si fuera un filme de acción. Fue el oficial que aceptó su solicitud, el primero en intentar vanamente que desistiera de esa "carrera difícil para las mujeres".
"Cuando llego a la escuela y pregunto a mi dragoniante porque era tan difícil para las mujeres, mencionó mucho adiestramiento físico, fortaleza mental, la forma tan reacia de tratar a los aspirantes. En mi curiosidad inquebrantable decidí elegirlo, perdí de vista el foco como sustento económico. Me cautivó tanto el deseo de conocer más".
Presa de una curiosidad típica en ella, la futura infante ingresó en una camada minúscula de mujeres, totalmente decidida a culminar con sus estudios aunque priorizando el ballet. De hecho describe el enfado que sintió durante años enojada consigo misma por haber abandonado las zapatillas y el tutú. La decisión había sido tomada, el choque de la vida militar sería duro, pero inmediatamente entendió que el éxito durante su formación nada tenía que ver con ser hombre o mujer.
Durante la entrevista Abigail Serrano escoge con la precisión de un francotirador y sensibilidad de bailarina sus palabras, ambos proyectos todavía coexisten de manera orgánica, cuando el tiempo lo permite. La perfección y disciplina de la danza nada tiene que envidiarle al rigor militar. Por ello no podría quedarse estática, aspirando en 2021 a convertirse en la primera, hasta la fecha única, tiradora especial entre las tres fuerzas armadas.
"Ya estaba cómoda y me gusta salir de la zona de confort en esa búsqueda vi los cursos, poco tiempo antes vi una película sobre el Sitio de Sebastopol (1941-1942), que habla de Liudmila Pavlichenko una de las primeras francotiradoras en el mundo. Me hice nuevamente una película, me imagine su vida y valor. Un curso que siempre había sido exclusivo de hombres, solo porque las mujeres nunca se animaron a hacerlo. Fui recibida como cualquier estudiante más, nunca tuve privilegios ni castigos".
Actualmente habiendo alcanzado el rango de cabo principal, Serrano trabaja como instructora en la emblemática ciudad bonaerense de Punta Alta, allí la jerarquía es respetada sin distinción, aunque prefiere considerar que la valoración de sus subordinados depende de su ejemplo, por encima del uniforme. No obstante cada vez que puede hacerse de tiempo libre, vuelve a su primera pasión y es recibida por su maestra Liliana Martínez "tan amorosa como siempre, para una nueva lección de ballet".