Dialogó con Radio 2 sobre el concepto de la actividad y dijo que “cuando uno piensa en países que atravesaron largos períodos democráticos con alternancia en el poder, pero donde siempre hubo un sistema de medios públicos que aseguraba la posibilidad de que no solo se escucharan las voces que representan los intereses privados, que es lógico que existan, sino que la comunicación es algo más que una mercancía. Es un bien social, una posibilidad, un instrumento educativo y una forma de construcción de identidades, memoria, historia. Cuando uno ve las largas tradiciones de los medios públicos, nunca se puso en discusión si sirven o no, sino que son claramente intrínsecos a un sistema democrático”.
“En Argentina, lamentablemente no ocurrió, y hubo momentos donde fueron desfinanciados, en períodos como los actuales, donde peligra su posibilidad de ser productores de contenidos propios y locales en un país tan amplio, con tantas realidades diversas, donde si hay alguna posibilidad de representar a esas comunidades locales, hay que pensar en algo que se construye públicamente, con el interés público, porque si no, pasará lo que sucedió en tantos períodos, donde estamos escuchando los argentinos, en diferentes partes del país, un medio que se autodenomina nacional pero que en realidad representa intereses y generalmente muy centralistas, pensando en lo que implica la ciudad de Buenos Aires y su enorme poder comunicacional y económico”.
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Foto: Feria del Libro Jujuy (Facebook) - Imagen ilustrativa
“Es una discusión que deberíamos saldar, y en todo caso pensar cómo mejorar nuestros medios públicos, cómo generar mecanismos de participación, democratización de la palabra, entendiendo que es un rol que debe cumplir un actor que no puede ser sustituido por los privados. Pero entre tantas otras cosas que nos pasan en Argentina, de vuelta tenemos que discutir y salir a defender los medios públicos”.
“Cuando planteaba esto de cómo hacer para mejorar los medios públicos, entre otras cuestiones, pienso en eso, cómo hacer para que, ante un cambio de gobierno, tengamos que sufrir recambios en las líneas editoriales, en las direcciones de los medios, en los programas, en las programaciones, en quienes conducen. Un medio necesita un tiempo de desarrollo, más un medio público. Necesita planificación en el tiempo, y eso no puede corresponderse con tiempos electorales. Hay un modelo de medios públicos que garantizan cierta independencia y autonomía con respecto al poder político, en Inglaterra, Países Bajos, Alemania; hay mucho poder en los que podrían augurar pensar la posibilidad de medios públicos que no tengan esa discrecionalidad a partir de que cambia el gobierno, las autoridades, la programación, sus objetivos, sus modos de comunicar. Eso genera, para cualquier medio que no logra, con el tiempo, afianzar una identidad, que las audiencias tampoco confíen en la palabra de un medio público, como es la confianza internacional que se tiene en la BBC, cuando hasta critica al gobierno porque entiende que tiene esa posibilidad de hacerlo. Acá cuesta mucho que los medios públicos hablen mal del gobierno que en ese momento tiene todo el poder centralizado del canal o la radio donde se trabaja”.
“Es un ejemplo concreto cómo impacta la desaparición, en este caso, de las programaciones locales de las radios nacionales, el sistema de radio nacional, que, de golpe, un ciudadano de la Patagonia o del norte tenga que escuchar, a la mañana, el reporte del tráfico en la ciudad de Buenos Aires. Es el ejemplo más exasperante de la imposibilidad de generar contenidos y construir audiencias desde un sistema que debería ser federal”.