Lo indicó Sebastián Fernández, referente social quién, al igual que otros dirigentes, afirmó que “la desocupación no se redujo, para nada. Al contrario, por ella, están pagando menos las horas de las changas, que es a lo que acceden muchos. Hay tanta desocupación que alguna gente se aprovecha de eso, y como no queda otra, se tiene que aceptar”.
Asimismo, marcó que “el apoyo nacional es cada vez menor, y el provincial no alcanza. En nuestro comedor tenemos listas de espera porque no llegamos a abarcar a toda la gente que concurre, que cada vez es más. Hay casos de familias que se llevan unos cuantos platos de comida y les suman un poco más de arroz, dividen las raciones y pueden comer al mediodía y cenar”.
También dijo que en el barrio donde asisten a las familias “hay más violencia en las relaciones interpersonales. Una pequeña discusión termina con excesos, porque la gente expresa el desasosiego de esa manera”.
Indicando que cada vez más adultos mayores concurren a espacios como comedores o merenderos, dijo que “aun no se establecieron clubes de trueque, pero creería que no estamos muy lejos de eso. Es el recuerdo de los ´90, donde mucha gente, para subsistir, debía hacer trueque. No estamos muy lejanos de eso”.
“Como no hay trabajo, se apela a la venta de pertenencias, de comida, y eso satura el ambiente. En cada esquina hay alguien vendiendo sándwiches o empanadas, y eso, sumado a la cuestión anímica, suele disparar discusiones por el espacio, las ventas, que además, con tanta competencia, tienden a bajar los precios y lo que cada uno puede conseguir es mucho menos de lo que se puede conseguir a nivel económico en circunstancias normales. Eso genera una nueva ronda de desesperación”.