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El psicólogo Rodolfo Escobar sugirió "recuperar la educación en valores"

¿Los adultos cumplimos realmente con nuestro rol? ¿Cuál es el futuro que proyectan los niños, niñas y adolescentes? ¿Acaso hay una desconexión generacional? Un gran temario fue tratado durante el último programa de Sobremesa (Canal 2).

El licenciado en psicología y filosofía se encuentra en Jujuy como parte de un selecto grupo de profesionales que disertaron durante el desarrollo del Encuentro Nacional de Educadores Católicos ante más 1700 integrantes del circuito educativo confesional. Aprovechando la ocasión, fue citado a Sobremesa (Canal 2) para profundizar sobre la actual situación de las infancias y la postura que deben adoptar los adultos ante los paradigmáticos cambios de la educación al final del primer cuarto del siglo XXI.

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“Debemos empezar por mirarlos, atender toda la realidad que nos traen, soñar con un pasado que para los grandes fue mejor es un error, la realidad es que los chicos necesitan dedicarles tiempo”, introdujo el profesor de la Universidad del Salvador, sobre el rol que no siempre adoptan los adultos, afirmando que la edad no tiene porque ser directamente proporcional a la madurez y esa es una meta que debemos alcanzar con trabajo y objetivos claros".

"Nos encontramos con papas, mamas, incluso docentes que no logran ocupar el rol de responsable en el cuidado de otro… Ser adulto significa anteponer las necesidades de una persona vulnerable, en este caso los chicos".

A modo de crítica constructiva, Escobar hizo notar que la presencia de las pantallas o actividades curriculares pueden tener fines prácticos, pero el exceso puede ser contraproducente al interponerse en el canal de dialogo, al no dar la oportunidad para permitir a los menores expresar sus inquietudes u horizonte de vida.

Preparándonos para acompañar el Encuentro Nacional de Educadores Católicos en Jujuy… gracias CONSUDEC, FAERA y Consejo de Educación Católica de Jujuy por la invitación!!!#Escuelasqueaprenden #pedag.jpg

Algunos no consideran un horizonte, avanzan como sobreviviendo, pienso en las adolescencias e infancias en situación marginal, pero también aquellos que tienen un continente familiar, buena educación, el horizonte a veces parece efímero o inmediato, del tener por encima del ser… Los adultos satisfacemos la necesidad de lo inmediato, nos piden cualquier cosa y corremos a comprárselas por compensar el tiempo que no estamos en casa”.

“Negarse a darles todo lo deseado siempre que tenga fundamento puede generar una frustración en ellos pero también los educa, puede tener una mella en el rol del varón proveedor pero como adultos debemos entender que una palabra valiosa, tiempo o afecto son muy significativas, porque la frustración no la crea la familia, lo hace la sociedad de consumo, así funciona la máquina, se plantea una necesidad y se trabaja para que se satisfaga”.

A veces la necesidad parece un imperativo, si no tenés, no sos, el que no es como nosotros pasa a ser un designado de la violencia y puede sufrir el fenómeno del bullying A veces la necesidad parece un imperativo, si no tenés, no sos, el que no es como nosotros pasa a ser un designado de la violencia y puede sufrir el fenómeno del bullying

Conforme la charla fue profundizada, también fue entrando en un terreno más existencialista, donde el pedagogo mostró su formación como filosofo, incluso de epistemólogo, al insistir en la necesidad de recuperar la educación en valores, una forma de aprendizaje relacionada a la ética social y empatía, un concepto que ha sido degenerado en la coyuntura actual, al punto de ser “bastardeado”, según lo consideró el entrevistado.

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Postulando que “el ser debe anteponerse al tener”, llegó a parafrasear al reconocido dramaturgo y filósofo existencialista de origen francés, Gabriel Marcel, al decir “genera una enorme frustración no poder todo lo que se tiene pero una gran ansiedad a perder lo que se tiene, aparecen los controles, cámaras, rejas para que no nos roben lo obtenido, casi como una cuestión ontológica donde el objeto me da ser”, marcando los efectos negativos de los hábitos de consumo que nos desconectan incluso dentro de los círculos familiares.

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Esa presión por abarrotarse de bienes genera una presión tal que es plenamente palpable tanto entre adultos como en las infancias, trayendo nuevamente la necesidad de redefinir el rol de las personas a cargo. Informes realizados por la Universidad de Buenos Aires confirman la mirada pesimista de los menores “tienden a pensar que será peor incluso hasta apocalíptico, es muy necesario de revisar, si no hay mañana el hoy no tiene sentido, la evasión que produce el consumo de sustancias, el teléfono o las apuestas aparece como una salida no tan irracional”, expresó a modo de interpelación generalizada antes de concluir:

“La soledad de los chicos hoy es transversal a todas las clases sociales, alguien que debe atender la urgencia de comida seguramente tendrá menos tiempo, pero los padres que están ocupados en sus proyectos y no tienen tiempo para ir a la escuela, contestar un correo, llevar al chico a terapia, no tienen tiempo para preguntarle cómo les fue en internet, a quién seguís a qué jugas, ahí está una profunda ausencia de la formación en valores”.

Educamos más en valores con nuestras conductas cotidianas que los discursos, aprenden más de lo que nos ven hacer de lo verbalizado Educamos más en valores con nuestras conductas cotidianas que los discursos, aprenden más de lo que nos ven hacer de lo verbalizado

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