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Avances y desafíos en la educación según los resultados de la prueba Aprender 2022

Los recientes resultados de la prueba Aprender 2022 de primaria han generado tanto expectativas como preocupaciones en el ámbito educativo de Argentina. Si bien es alentador observar una mejora en los porcentajes de estudiantes que alcanzan los niveles esperados en Lengua y Matemática, aún persisten desafíos significativos que requieren atención y acción.

Según los datos presentados en la reunión del Consejo Federal de Educación, el 74,1% de los estudiantes de sexto grado logra los conocimientos esperados en Lengua, mientras que el 57,7% alcanza desempeños satisfactorios o avanzados en Matemática. Estas cifras indican que 4 de cada 10 alumnos argentinos no alcanzan el nivel esperado en Matemática y 1 de cada 4 no lo logra en Lengua. Aunque se ha producido una mejora en comparación con los resultados del año anterior, es necesario redoblar los esfuerzos para asegurar una educación de calidad para todos los estudiantes.

Es alentador destacar que los datos revelan mejoras en los alumnos de todos los niveles socioeconómicos, tanto en escuelas públicas como privadas, así como en entornos rurales y urbanos. Este es un indicio positivo de que los esfuerzos se están distribuyendo de manera más equitativa y de que las brechas de desempeño se están reduciendo. Además, se resalta el hecho de que todas las provincias han mostrado mejoras en los resultados, lo que sugiere un compromiso generalizado con la mejora de la educación en todo el país.

El ministro de Educación de la Nación, Jaime Perczyk, atribuye estos avances a una combinación de factores, entre ellos, la vuelta a la presencialidad plena, la implementación de una hora adicional de clase en las primarias estatales de jornada simple, la distribución de libros de Lengua y Matemática para cada estudiante, y la capacitación docente centrada en estas dos materias. Estas acciones reflejan un esfuerzo coordinado entre las escuelas, los docentes, los directivos, las organizaciones sociales y los gobiernos a nivel nacional y provincial.

La implementación de la prueba Aprender 2022 fue una decisión acertada del Ministerio de Educación para evaluar los efectos de un año de presencialidad plena después de la pandemia y la interrupción de las clases presenciales. Los resultados actuales parecen mostrar una reparación del daño producido por las circunstancias excepcionales del año anterior. Sin embargo, debemos tener en cuenta que estos resultados también pueden ser influenciados por factores específicos de la administración de la prueba y otros factores contextuales.

Es fundamental reconocer que el trabajo en la mejora de la educación no debe detenerse aquí. Si bien es positivo celebrar los avances logrados, también debemos enfocarnos en los desafíos pendientes. Es necesario seguir fortaleciendo las estrategias y políticas educativas, brindar recursos adecuados a las escuelas y los docentes, y garantizar la equidad en el acceso a una educación de calidad en todas

Los recientes resultados de la prueba Aprender 2022 revelan importantes disparidades de género y socioeconómicas en el desempeño académico de los estudiantes en Argentina. Estas disparidades destacan la necesidad de abordar de manera urgente las desigualdades existentes en el sistema educativo y trabajar hacia una mayor equidad en la calidad de la educación.

En el área de Lengua, se observa que las mujeres obtienen mejores resultados en comparación con los varones. Con un 78,2% en los niveles satisfactorio y avanzado, las mujeres superan ligeramente al 73,5% de los varones. Sin embargo, en Matemática, la tendencia se invierte, con un mayor porcentaje de varones (61,6%) alcanzando los resultados esperados en comparación con las mujeres (56,9%). Además, es relevante mencionar que, por primera vez, se informaron los resultados para estudiantes no binarios o que optaron por no revelar su género, y se encontró que estos estudiantes presentan un rendimiento inferior tanto en Lengua (57,1%) como en Matemática (35,8%) en comparación con sus pares varones y mujeres.

La variable socioeconómica sigue siendo un factor determinante en las diferencias de rendimiento estudiantil. En Lengua, se observa que el 62,8% de los alumnos de bajo nivel socioeconómico alcanza los aprendizajes esperados, mientras que el 89,0% de los alumnos de nivel socioeconómico alto lo logra. Sin embargo, es importante destacar que los alumnos de menor nivel socioeconómico han experimentado una mejora significativa (+33,9 puntos porcentuales) en comparación con sus pares de mayores recursos (+10,8 pp).

En Matemática, menos de la mitad (45,6%) de los alumnos de bajo nivel socioeconómico logra los resultados esperados, en contraste con el 76,2% de los alumnos de mayores ingresos. Sin embargo, si observamos la tendencia en lugar de una imagen estática, encontramos que los estudiantes de nivel socioeconómico bajo han mejorado proporcionalmente más (+13,7 puntos porcentuales) que sus pares de mayores recursos (+1,7 pp).

Estas desigualdades socioeconómicas también están estrechamente relacionadas con las diferencias entre estudiantes de escuelas estatales y privadas. En Lengua, el 68,8% de los alumnos de escuelas estatales alcanza el nivel esperado, mientras que el 89,6% de los alumnos de escuelas privadas lo logra. En Matemática, solo el 51,2% de los alumnos de escuelas estatales alcanza los niveles satisfactorio y avanzado, en contraste con el 76,1% de los alumnos de escuelas privadas.

Estas cifras evidencian la necesidad de abordar las desigualdades en el acceso a la educación de calidad. Las diferencias de género y socioeconómicas representan barreras significativas que afectan el rendimiento académico de los estudiantes. Es imperativo implementar políticas y programas que brinden oportunidades a todos los chicos.

Ahora hay un necesario debate en torno a la mejora en los desempeños académicos de los estudiantes, así como a las desigualdades persistentes en el sistema educativo argentino. Es necesario analizar de manera crítica estos resultados y reflexionar sobre los desafíos pendientes para lograr una educación equitativa y de calidad para todos los estudiantes.

Irene Kit, presidenta de la Asociación Civil Educación para Todos, destaca la importancia de la mejora general en los resultados, pero también resalta la persistencia de bajos desempeños entre los estudiantes de escasos recursos y los que asisten a escuelas estatales. La pregunta crucial es cómo reducir la cantidad de estudiantes por debajo del nivel básico y cómo disminuir a la mitad la cantidad de alumnos en el nivel básico. Estos desafíos requieren de políticas y estrategias específicas dirigidas a los sectores más vulnerables de la sociedad.

La especialista hace hincapié en la necesidad de contar con información detallada que explique qué factores han contribuido a la mejora en los resultados de Lengua y Matemática. Es fundamental identificar las áreas de dificultad, como la comprensión lectora, la gramática, la sintaxis y el vocabulario, para fortalecer la formación docente y mejorar las prácticas educativas en las escuelas. La evidencia precisa permitirá desarrollar intervenciones más efectivas y dirigidas a las necesidades específicas de los estudiantes.

Algunos expertos consultados se muestran sorprendidos por la magnitud de la mejora en los resultados de Lengua en tan solo un año. Comparando con pruebas internacionales, se destaca que los cambios en el sistema educativo suelen ser más graduales. Sin embargo, es importante tener en cuenta que las evaluaciones estandarizadas están influenciadas por factores externos, como el contexto socioeconómico y los hábitos de lectura en el hogar. Estas variables pueden afectar los resultados en Lengua más que en Matemática, que tiende a ser más estable.

Es necesario seguir investigando y profundizando en el análisis de los resultados para comprender las intervenciones que pueden impulsar mejoras sostenibles en el aprendizaje de los estudiantes con bajos desempeños. Además, es fundamental abordar las desigualdades socioeconómicas y promover políticas inclusivas que brinden igualdad de oportunidades para todos los estudiantes, independientemente de su origen socioeconómico o el tipo de escuela en la que estudien.

Mariano Narodowski plantea que atribuir estos cambios significativos en los resultados a una única política es técnicamente absurdo. Los resultados de las pruebas no pueden ser el producto exclusivo de una intervención aislada, sino que reflejan una combinación de factores que operan tanto dentro como fuera del sistema educativo. La pandemia, si bien no generó la catástrofe educativa esperada, sí ha exacerbado las desigualdades existentes y ha impactado el ánimo de docentes y alumnos, especialmente en los sectores más vulnerables.

La necesidad de transformar la educación para adaptarse a los tiempos actuales es evidente. En un mundo en constante cambio y con avances tecnológicos acelerados, resulta insuficiente seguir aplicando un modelo de enseñanza basado en la mera transmisión de contenidos. Es fundamental replantear la forma en que educamos a los estudiantes y prepararlos para enfrentar los desafíos del futuro.

La primera pregunta que debemos hacernos es cómo educar en un mundo que cambia rápidamente. Los trabajos del mañana pueden no existir aún, por lo que necesitamos definir qué tipo de formación requieren los alumnos de hoy. La escuela debe tener un carácter anticipatorio, preparando a los estudiantes para un entorno en constante evolución.

Para lograr esta transformación, es imprescindible contar con docentes capacitados y comprometidos. El recurso humano es fundamental en el sistema educativo, y sin buenos docentes, no podremos mejorar. Es necesario invertir en su formación y promover su actualización constante, brindándoles las herramientas necesarias para enfrentar los nuevos desafíos educativos.

Además, debemos replantear la matriz didáctica de la escuela. En lugar de centrarnos en la transmisión de conocimientos, debemos poner al alumno en el centro del proceso de aprendizaje. Es fundamental fomentar su curiosidad, su amor por el conocimiento y su autonomía. La pregunta clave no es qué sabe el alumno, sino qué puede hacer con lo que sabe. Necesitamos generar un ambiente educativo que sea interesante y relevante para los estudiantes, que los motive y los haga sentir que están agregando valor a sus conocimientos.

Los diseños curriculares tradicionales deben ser revisados y adaptados a las necesidades del mundo actual. Los estudiantes deben tener la oportunidad de experimentar, fusionar los contenidos, crear y aplicar lo que aprenden en situaciones reales. Debemos plantear nuevos desafíos cognitivos que estimulen su pensamiento crítico y creativo.

Es fundamental que lo que se enseña en las aulas tenga un correlato con la realidad y responda a los intereses de los alumnos. La educación debe ir más allá de la mera memorización de saberes para fomentar habilidades individuales y sociales que sean útiles en diferentes ámbitos de la vida. La escuela debe preparar a los estudiantes no solo para lo académico, sino también para lo emocional, laboral, social, personal y cultural.

En este sentido, es importante reconocer que el alumno de hoy ya no es un mero consumidor de conocimiento, sino un producidor que busca generar conocimiento activamente. Por lo tanto, la matriz curricular no puede ser una lista rígida de contenidos que todos deben aprender de la misma manera y al mismo tiempo. Debemos ofrecer flexibilidad y adaptabilidad en el proceso educativo, respetando los ritmos, estilos de aprendizaje y habilidades de cada estudiante.

La escuela debe ser inclusiva y atender las necesidades de todos los alumnos, ya sea que tengan procesos más rápidos o más lentos. Todos deben poder encontrar algo que los desafíe, los atrape y respete sus ritmos individuales. La educación debe brindarles las herramientas necesarias para que se conviertan en miembros activos de la comunidad.

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