Los integrantes de Fundación Manos Abiertas luchan diariamente contra el hambre y otras problemáticas y ven siempre las realidades que atraviesan, no necesariamente las personas en situación de calle, sino también familias que por una u otra razón también van a los lugares donde reparten comida para quienes lo necesitan.
Embed - Drogas y hambre, la dura realidad de las calles jujeñas
Silvia Andrada, voluntaria de Cocina de la Fundación, detalló ese trabajo:
“Los lunes hacemos el recorrido con dos paradas: Hospital Pablo Soria y la esquina de calle Ayacucho y avenida Hipólito Yrigoyen. Entregamos un plato de comidas, les lavamos las manos, los acompañamos.
Las adicciones son también un problema. Muchos hacen changas, algunos perdieron el trabajo. Es una serie de situaciones difíciles.
(Hay) problemas de consumo. Incluso hay familias, no siempre, que se acercan a recibir comida. También algunos extranjeros, pero son los menos. Los adictos son cada vez más jóvenes. Es muy triste ver niños y jóvenes que podrían estar en otra situación, vulnerables a la droga.
No es fácil con ellos. Es difícil trabajar.
Gestionamos donaciones en el sitio Manos Abiertas Jujuy; allí figuran las distintas maneras de donar dinero, ropa, mercadería o verduras. Tenemos cuatro obras: quienes salen los lunes a la noche a entregar la comida, los que cocinamos los lunes a la tarde, los bañadores de los miércoles, y ropero. Los lunes a la noche una asistente social que trabaja para la fundación les toma datos y sacan turnos, van rotando y pueden ducharse. El miércoles se les da merienda, una bolsa de higiene, ropa y otras cosas. En ropero se encargan de clasificar y entregar ropa. Si es mucha, comparten con los merenderos de lugares más necesitados de capital y otras localidades".
Fotos: Fundación Manos Abiertas