Se suponía que la disciplina ciudadana, el robusto sistema de salud pública y la disponibilidad de múltiples vacunas, una de ellas de producción nacional, iban a garantizar un invierno sin la ola de casos de Covid-19 que golpeó a Alemania el año pasado.
Pero la complacencia y una elección nacional, seguida de una larga transición, hicieron que autoridades y políticos se inclinaran por un relajamiento de restricciones incluso mientras las tasas de infección no paraban de crecer durante el otoño.
La vacunación
Las autoridades han atribuido el fuerte repunte de los casos o "cuarta ola", que ya lleva varias semanas, a la renuencia de muchos alemanes a recibir las vacunas del coronavirus, luyendo a la de la compañía alemana BionTech, que desarrolló una junto con Pfizer.
La tasa de vacunación se encuentra mayormente estancada en torno al 68% de la población, muy por debajo del 75% de meta que se fijó el Gobierno.
Este martes, el Gobierno confirmó que las Fuerzas Armadas de Alemania harán obligatoria la vacunación contra el coronavirus de todos sus miembros, mientras que una asociación de médicos de Berlín pidió que también lo sea para toda la población.
Algunos políticos de Alemania, incluyendo a gobernadores de estados, han apoyado este idea de la vacuna obligatoria para todos, pero un vocero de la jefa de Gobierno saliente, la canciller Angela Merkel, dijo que este asunto deberá ser resuelto por el próximo Gobierno.
FUENTE: Télam