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Bajas ventas, poca recaudación y persecución del municipio: dura realidad de puesteros en la FNE

Una comerciante gastronómica que montó su puesto de venta en Ciudad Cultural durante la Fiesta de los Estudiantes graficó la difícil situación que atraviesa el sector: la baja de ventas respecto a años anteriores y la creciente competencia entre los vendedores que cada vez son más.

  • Por la crisis económica, vendedores de comida aseguran que cayó la demanda y que cada vez es mas difícil sostenerse.
  • Este año se incrementó la cantidad de familias que salen a vender para intentar generar ingresos y mantener sus hogares.
  • Por su parte, el municipio capitalino pone cada vez más exigencias a los comerciantes a la hora de entregar los permisos impidiendo que puedan trabajar.

La crisis económica que atraviesa la provincia es un común denominador que afecta a todos los rubros comerciales, sin embargo genera un impacto más profundo en los sectores más vulnerables, los trabajadores de la economía popular.

Y es que la coyuntura social y la pérdida del poder adquisitivo de los jujeños se ve reflejada en una fuerte caída del consumo y, a la vez, en el crecimiento de más puestos de venta por parte de familias que buscan generar ingresos para sostener sus hogares. Pese a este difícil panorama, el municipio capitalino pone aún más trabas que complican la labor de quienes se la rebuscan a diario para subsistir.

Una comerciante gastronómica que ofrece sus productos en Ciudad Cultural durante el desarrollo de la Fiesta de los Estudiantes en la parte externa del predio, dio cuenta de la difícil realidad que atraviesan los trabajadores del rubro, quienes cada vez ven menos rentable su negocio.

Por un lado, explicó las dificultades que atraviesan para conseguir los permisos y habilitaciones para montar un puesto de venta, cada vez con mayores exigencias por parte del Municipio. “Pese a que somos vendedores de muchos años, que siempre trabajamos para la Fiesta de los Estudiantes, cada vez te ponen más trabas para conseguir los permisos. Este año, además del carnet de manipulación de alimentos, carnet sanitario, pidieron libre deuda municipal, certificado de residencia y convivencia, además de pagar casi 40 mil pesos por el uso del espacio durante los 10 días” advirtió.

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Más puestos y menos ventas

Dijo que la situación es complicada ya que hay muchos vendedores en el lugar, más de 80 puestos y no hay tanta demanda como años anteriores. Al respecto, la comerciante aseguró que “hay mucha competencia, son muchos puestos entonces muchos optan por bajar los precios para poder vender, pero si ofreces un producto de buena calidad no podés bajar mucho los precios, vas a pérdida sino”.

Respecto a las ventas, aseguró que vienen muy bajas en relación a años anteriores y que se siente la pérdida del poder adquisitivo de las familias. "Todavía no vi ganancia y ya pasaron varios días" aseguró.

“Ya no es como antes. Ahora la gente no tiene para darle a sus hijos; los chicos comparten un pancho, una hamburguesa; cayó mucho el consumo; se nota que mucha gente se quedó sin trabajo y no hay plata circulando en la calle”.

Exigencias y multas del Municipio

Lo que agrava aún más la situación son los desmedidos controles e impedimentos por parte del municipio que, muchas veces, se traducen en multas para los vendedores que apenas pueden recaudar para hacer rentable su negocio. “No nos permiten el uso de mesas o sillas en los puestos porque dicen que ‘invaden el espacio público’, pero nosotros pagamos para estar ahí; si tenés alguna silla o banco para que la gente se siente te hacen la multa; nos reclaman el uso de energía eléctrica, exigen que tengamos pocas luces. Nos exigen limpieza, pero recién este año pusieron un camión cisterna porque antes no había agua. Es un despropósito”.

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