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Transformación electoral para una democracia del siglo XXI

El sistema electoral argentino, erigido en 1912, ha sido un pilar fundamental de la democracia en el país, pero su estructura enfrenta desafíos notables en el siglo XXI.

La complejidad de los conflictos político-electorales contemporáneos ha despertado la atención de diversos actores, desde la Justicia hasta la sociedad civil, partidos políticos y ONGs, todos coincidiendo en la necesidad apremiante de una transformación profunda en el modelo electoral.

El sistema actual, caracterizado por el uso de boletas múltiples en papel, se ve obstaculizado por dificultades en el escrutinio, la falta y/o sustracción de boletas, y la presencia de prácticas como las listas colectoras, creando un terreno fértil para limitar el derecho fundamental al sufragio libre, fomentar prácticas clientelares e incluso facilitar el fraude.

En respuesta a este panorama, el Poder Ejecutivo ha presentado al Congreso un proyecto de reforma electoral ambicioso, centrado en la adopción de la boleta única. Esta medida aborda directamente los problemas fundamentales del sistema actual, resolviendo la falta de boletas de manera recurrente y ofreciendo mayor transparencia en los procesos y agilidad en el escrutinio, brindando al votante una mayor confianza en los resultados electorales.

Aunque Argentina posee una rica historia democrática, el país aún utiliza boletas en papel, en contraste con la mayoría de los países del mundo que han optado por sistemas más eficientes y tecnológicamente avanzados. La propuesta de la boleta única no solo busca alinearse con estándares internacionales, sino que también pretende fortalecer la integridad del proceso electoral, asegurando una representación fiel de la voluntad ciudadana.

La discusión en el Congreso sobre esta reforma electoral representa un paso significativo hacia la construcción de un sistema más moderno, seguro y transparente. La modernización del sistema electoral no es solo una necesidad, sino un imperativo para salvaguardar los principios fundamentales de la democracia en el siglo XXI.

La propuesta de reforma electoral va más allá de la modernización del sistema de votación; aborda aspectos cruciales para fortalecer la democracia argentina. Eliminar las listas colectoras y las candidaturas múltiples es uno de los principales objetivos, destinado a clarificar el proceso electoral y fortalecer los partidos políticos.

La eliminación de las listas colectoras y las candidaturas múltiples busca evitar la confusión del votante, garantizando elecciones más informadas y favoreciendo la equidad en la competencia política. Esta medida refleja el compromiso de la propuesta con la construcción de un sistema más transparente y justo.

En cuanto a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), la reforma propone una modificación significativa. En lugar de seleccionar la fórmula completa, los votantes elegirán directamente un candidato a presidente, simplificando el proceso y asegurando una elección más directa y representativa.

Además, la propuesta introduce modificaciones sustanciales en el Código Electoral Nacional, creando el cargo de Fiscal General ante la Cámara Nacional Electoral para perseguir faltas y delitos electorales.

Otro aspecto clave es la ampliación del cuerpo de Auditores Contadores, incorporando un Auditor Contador por cada distrito electoral para mejorar el control del financiamiento político y garantizar la transparencia e integridad en el proceso electoral.

La propuesta busca un Acuerdo Federal con las provincias, simplificando el cronograma electoral y estableciendo normas para garantizar una oferta electoral clara y transparente a nivel provincial. Esto reduciría la frecuencia de las elecciones y disminuiría los gastos asociados, facilitando el procedimiento para el ciudadano y restaurando su confianza en el sistema democrático.

El derecho al voto es esencial, y resulta imperioso lograr consensos parlamentarios para esta postergada reforma. Argentina tiene la oportunidad de sumarse a países que apuestan por la transparencia electoral y responder a los justos reclamos de la sociedad. La participación y la valoración del derecho-deber cívico deben ser alentadas, y una reforma integral es el camino para lograrlo. La democracia argentina, con estos cambios propuestos, podrá avanzar hacia un futuro más sólido y participativo.

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