La reflexión sobre la relación intrínseca entre el Estado y la violencia ha sido objeto de profundo análisis a lo largo de la historia. Max Weber, en 1919, formuló una definición trascendental al acuñar la expresión "el monopolio de la violencia" para caracterizar al Estado. Según Weber, el Estado es una entidad que ha logrado con éxito monopolizar el uso legítimo de la violencia en un territorio específico, consolidando así su dominación.