A pesar del receso virtual que suele inventarse durante dos semanas, el Congreso regaló en los últimos días una situación legislativa de relevancia institucional: la resucitación de la Boleta Única de Papel (BUP) en el Senado. Con un oficialismo y una oposición dialoguista que realizarán modificaciones al proyecto aprobado por Diputados en 2022, la iniciativa volvería en segunda revisión para una sanción exprés en la Cámara baja. Veamos los detalles y las implicancias de este movimiento político.
Boleta única, un paso crucial hacia la transparencia electoral
A pesar del receso virtual que suele inventarse durante dos semanas, el Congreso regaló en los últimos días una situación legislativa de relevancia institucional: la resucitación de la Boleta Única de Papel (BUP) en el Senado.
La semana pasada, vimos los movimientos libertarios para destrabar la BUP en la Cámara alta. La búsqueda de una solución en relación con este tema obedece a un objetivo principal de toda la oposición: darle al Gobierno una victoria de peso considerable para que el Ejecutivo no insista con eliminar las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO). Hoy no están los votos para lo último. El nervio de la iniciativa es virar hacia el modelo cordobés de BUP. Es decir, una sola papeleta sólo con las categorías nacionales, claro está. Las provincias que realicen sus elecciones el mismo día, ya sea con idéntico sistema o diferente, tendrán una urna extra aparte.
Durante las sesiones extraordinarias del verano pasado se logró un dictamen de mayoría en las comisiones de Asuntos Constitucionales; y de Justicia y Asuntos Penales de la Cámara alta. No obstante, en dicho plenario, la entonces eventual aliada del oficialismo Mónica Silva, que representa a Juntos Somos Río Negro -fuerza que apoyó el texto aprobado por Diputados en 2022-, presentó un despacho de minoría con cambios que fue acompañado por el cristinismo. Al dictamen de Silva se sumó su compañero de interbloque y renovador misionero -no massista-, Carlos Arce. Este partido se ausentó en la Cámara baja cuando se votó la BUP.
Entonces, si a los 39 legisladores del oficialismo y la oposición no K que se unieron el 13 de diciembre para votar autoridades se le restaran Silva, Arce y la también misionera Sonia Rojas Decut, el proyecto quedaba bloqueado, ya que necesita la mayoría absoluta del pleno, es decir, 37 voluntades.
Aquí no puede desempatar la vicepresidenta y titular del Senado, Victoria Villarruel, por ser cuestión electoral. Por ese motivo es que, bajo la supervisión de Villarruel y con movimientos en tándem del radical Maximiliano Abad (Buenos Aires) y el peronista disidente Juan Carlos Romero (Salta), el oficialismo mantuvo encuentros con Silva y entre todos se llegó a un acuerdo que también cuenta con el guiño de los silenciosos misioneros.
Ese punto fue relatado hace más de una semana: eliminar la casilla para votar la “lista completa” que el proyecto contempla en la elección general, ya que no se prevé para las PASO.
Con el nuevo escenario, la ley sería llevada al recinto en las próximas semanas. No obstante, volvería en segunda revisión a Diputados para su sanción definitiva.
Antes de que se llegara a este potencial desenlace, una importante legisladora opositora manifestó: “Desde el verano que está trabada la Boleta Única de Papel en el Senado y ahora nos vamos a dejar correr por el Gobierno con la eliminación de las PASO. Con el ahorro claro de la primera ley podríamos seguir con las primarias y evitaríamos varios embrollos por estar tan divididos internamente”. La única duda que resta de todo este acuerdo es el tiempo que pidió el Ejecutivo al Senado para proponer una “pequeña sugerencia”, señalaron desde La Libertad Avanza.
En tanto, sobre la posibilidad de eliminar las PASO, Abad aseguró: “Antes, las élites partidarias digitaban la elección de los candidatos en los distintos partidos. Si se quiere avanzar en una reforma consensuada, no podemos volver a esa etapa. Necesitamos elecciones primarias que aseguren la transparencia y garanticen la participación de la ciudadanía en la elección de los candidatos”.
La reactivación de la Boleta Única de Papel en el Senado representa un paso importante hacia la modernización y transparencia del sistema electoral argentino. Con el apoyo tanto del oficialismo como de la oposición, este proyecto tiene el potencial de fortalecer la democracia y asegurar una mayor equidad en las elecciones.
Sin embargo, la discusión no está cerrada y las negociaciones continúan.
La comunidad política y la sociedad en general deberán seguir de cerca los próximos movimientos para entender completamente las implicancias de esta importante reforma.