Se trata de Marco Antonio Huaco Palomino, abogado asesor en conflictos sociales y políticos, interculturalidad y gestión pública, quien comentó el abordaje internacional que tienen estos pueblos originarios de todos los países, indicando que “los pueblos originarios, jurídicamente denominados a nivel internacional como “pueblos indígenas” (ya sabemos que la palabra indígenas es de origen colonial, no obstante eso es la denominación que tienen) tienen una normatividad internacional que protege sus derechos y busca expandirlos, desarrollarlos, no porque sean pueblos “con corona”, con privilegios. La realidad social nos muestra que están muy lejos de ello, más bien todo lo contrario. La mayoría de las veces son pueblos que se encuentran en una situación social desfavorecida como producto de siglos de colonialidad, discriminación y racismo que, a pesar de que todos quisiéramos ver esa realidad superada y pensar en naciones integradas, armoniosas, en las que todos somos iguales en la práctica, la realidad dista mucho de esa realidad. Y peor para pueblos originarios que atravesaron más de 500 años de resistencia, racismo, discriminación, genocidio. Es por esa realidad histórica, muy propia lamentablemente. Surge poco a poco el derecho internacional de los pueblos indígenas, que son un conjunto de normas, principios, criterios para protegerlos en sus culturas, territorios, recursos, proyectos colectivos y para permitirles una ampliación de su desarrollo y derecho. No se trata de mantenerlos congelados en el tiempo como piezas de museo sino reconocer su identidad cultural original pero también dinámica, cambiante a través del curso de la historia pero sobre todo su derecho a la libre determinación colectiva, es decir, el derecho a perseguir libremente su propia percepción cultural de desarrollo de acuerdo a su propia identidad, una dinámica expansiva de sus derechos. Y no se trata de pueblos que tengan derechos privilegiados sino un sistema jurídico especial debido a los 500 años de discriminación que sufrieron”.
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Marco Antonio Huaco Palomino, abogado asesor en conflictos sociales y políticos, interculturalidad y gestión pública
En el mundo
“Por qué el mundo permitió esto es un entendimiento y comprensión que no surge necesariamente de la buena voluntad de los gobiernos ni de las sociedades porque las sociedades, sobre todo nuestras repúblicas criollas, surgen como productos de gestas independentistas que utilizaron a las masas indígenas como carne de cañón, tropas, pero no necesariamente como parte de las dirigencias o élites políticas. Entonces tenemos repúblicas independientes que surgen de espaldas a sus derechos ancestrales, sociedades mestizas que se crean, expanden, desarrollan sin conciencia de los derechos originarios de tales pueblos que tuvieron que resistir de una forma harto sacrificada y trágica para poder llegar a nuestros días con una voz propia. Las luchas sociales, políticas, culturales de dichos pueblos son las que lograron poco a poco erosionar cual gota de agua la piedra dura e inclemente, horadar esa indiferencia internacional y lograr poco a poco superar políticas de asimilacionismo hasta lograr en la actualidad políticas interculturales que, al menos en el papel, reconocen un derecho a la identidad propia. Pero son políticas que todavía tienen mucho por realizar en la práctica para que la palabra se condiga con la misma. Todavía hay muchos prejuicios por recorrer pero no estamos igual que antes, avanzamos, evolucionó la comprensión intercultural de la sociedad respecto a los pueblos originarios. No pudieron aniquilarnos, se vieron obligados a reconocernos y ahora también se vieron obligados a aprobar políticas interculturales. Naturalmente surgieron grupos humanos empáticos, solidarios (no indígenas) con la causa indígena, como los grupos indigenistas de inicios del Siglo XX que, a pesar de no compartir el trágico destino de esos pueblos, sin embargo surgieron desde vanguardias y buscaron apoyar y contribuyeron con esta comprensión moderna”.
Derechos vulnerados
“Cuántos derechos se vulneran en la práctica (es algo que) nos comentan reiteradamente. Soy docente y fundador de un centro de educación virtual que difunde estos temas a través de cursos y tengo alumnos de diferentes países de Latinoamérica. Los hermanos argentinos constantemente nos informan y notifican de la situación que viven los pueblos originarios en Argentina, que lamentablemente se parece a la que vivimos en Perú, Bolivia o Ecuador, cada uno con características propias pero esencialmente la misma situación que denominamos “Estados con cuerpo intercultural y alma asimilacionista”, que por un tema de prestigio internacional ratificaron todos los principales tratados internacionales de derechos humanos, aprueban leyes sobre interculturalidad, sobre lenguas originarias, diversidad cultural, pero el corazón no cambia. La mentalidad sigue siendo colonialista. Hay mucho que cambiar en la conciencia intercultural de la nación y eso es algo que debe cambiarse desde la escuela. En Perú se dice “educación intercultural bilingüe”, que en la práctica son escuelas para niños indígenas. Se les enseña entre otros conocimientos el idioma indígena; ellos aprenden en su idioma, aprenden el castellano y casi al final de la secundaria se les enseña inglés como un idioma de conexión global. Pero ¿qué pasa con las demás escuelas de la nación, las que no son para niños indígenas? ¿Acaso ellos no tienen necesidad histórica o nacional de aprender una lengua indígena? Se dice “para qué les servirá”. El aprender una lengua implica aprender la cultura que origina aquella lengua. Tenemos grandes porcentajes de población racista porque en buena cuenta ignora la realidad de nuestros pueblos originarios, se deja llevar por estereotipos, caricaturas, porque en la escuela no enseñamos interculturalidad como un valor práctico. Enseñamos inglés, castellano y ni por asomo una lengua originaria. La educación pública tuvo como primer objetivo asimilar los pueblos originarios, desaparecerlos, extinguirlos poco a poco. Genocidio cultural a las buenas. Hay educación intercultural pero se entiende de una manera muy sesgada. Cosas que tienen que cambiar en el alma nacional para que las políticas interculturales sean realidad y no solamente una declaración”.
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Naciones integradas
“Hay una razón positiva y una negativa: la positiva es porque el proyecto de Estado nacional, el proyecto político nacional como un proyecto común, es una nación integrada no a la fuerza, por la violencia, sino mediante un contrato social intercultural que se basa en el consenso, en la autonomía de la voluntad individual y colectiva. Cuando una república funda un proyecto colectivo nacional en la integración de sus partes, un propósito común pero respetando las diferencias colectivas entre pueblos y comunidades que existan en un territorio, esa sociedad se vuelve súper sólida, se fortalece la interculturalidad. No es un ideal para balcanizar un país, para dividirlo en infinitas partes desintegradas, sino más bien volverlo más poderoso y más fuerte que nunca, porque la riqueza de culturas implica una gran riqueza de lo que llamo “el espíritu nacional”, diversidad de cosmovisiones, miradas, enfoques de valores morales incluso, pero que comparten un mínimo denominador común universal. La razón negativa es el asimilacionismo, la desaparición de dichas culturas. Coexistimos en dicho territorio, por lo tanto tenemos que convivir en igualdad”.
República intercultural
“La república intercultural es la que respeta todas las culturas, las trata en igualdad. Si bien hay una cultura que por razones históricas se volvió hegemónica, la occidental, judío cristiana, castellana, que por razones históricas se volvió hegemónica, es una cultura que tiene que dialogar con las otras y no imponerles un concepto cultural de desarrollo que no les pertenece. Es un reto complicado; es más fácil ignorar y seguir discriminando, pero eso a la larga no construye una república verdadera, sino que genera más divisiones y confrontaciones”.
Normas, sistema legal y funcionamiento
“Las normas internacionales de derechos de los pueblos indígenas, al compartir la naturaleza de normas internacionales de derechos humanos, forman parte de manera inmediata del sistema jurídico nacional argentino, como de los demás países con una tradición constitucional semejante. El derecho internacional es parte integral del derecho nacional, no hay individualismo, forma parte del mismo sistema jurídico. Incluso tratándose de normas de derechos humanos, jerarquía prevalente, supremacía sobre cualquier otra disposición jurídica. Si se vulnera un derecho de los pueblos originarios reconocido a nivel internacional equivale a vulnerar una norma de rango constitucional”.
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