En la América precolombina los nativos veneraban a la Madre Tierra hasta la llegada del hombre europeo sus creencias se vieron impregnadas por el cristianismo. De este sincretismo es que en la actualidad, en lugares como Jujuy, la gente mantiene tanto sus creencias católicas como las heredadas por tradición familiar y es común ver a cualquier persona persignarse frente a la Pachamama.