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La felicidad no depende solo de anuncios vacíos

Se realizó otra asamblea de los gobernadores del Norte Grande con participación de funcionarios del gabinete nacional. En la oportunidad se concretó balance y anuncio de futuras políticas públicas a implementar.

Entre varios temas, lo más relevante tiene que ver con el ofrecimiento del Gobierno Nacional de un refuerzo alimentario de 2000 millones de pesos para todas las provincias.

Me parece maravilloso, pero es tan solo un título. La política cree que con el impacto de un título el problema se resuelve y vuelve la calma.

Y todo sigue igual, lo que le importa a los dirigentes políticos es la falsa calma, no resolver el problema de forma y fondo. Creen que con el impacto de un anuncio pasamos del infierno al paraíso.

Un párrafo aparte para el ministro Wado de Pedro, quien sobre este anuncio del refuerzo alimentario dijo que estas son las políticas que tenemos que resolver para generar felicidad…

La verdad me impresiona la carencia mental del Ministro del Interior exaltando esta ayuda como la llave de la puerta que abre la felicidad de las personas. Esto no es más que estirar la angustia de la gente que solo quiere trabajar.

Lo que tiene que hacer la política seriamente es administrar el gasto público social con eficacia promoviendo el acceso de los grupos sociales más vulnerables a los servicios básicos, de calidad.

El estado debe ejercer un rol protagónico y de múltiples funciones para lograr así disminuir o achicar los niveles de desigualdad en la distribución del ingreso reduciendo pobreza y promoviendo la equidad.

Para aumentar las oportunidades de los más pobres y reducir su vulnerabilidad no es suficiente un incremento del gasto, así que no se dejen impresionar por el festival de millones que promete la política sino tener en claro, como hacen los países serios o desarrollados. La clave está en la eficiencia en la aplicación de los recursos es decir sobre quien recae el gasto y cuan efectivo es ese gasto.

La política no tiene bien claro dos conceptos elementales en políticas sociales: la eficiencia y la equidad.

Una política de gasto eficiente es cuando la plata se asigna de modo de maximizar el bienestar social, es decir, en qué medida el esfuerzo que hace la población para pagar impuestos tiene su correlato en una adecuada provisión de bienes y servicios por parte del estado. ¿Esto está ocurriendo? De ninguna manera ya que nadie controla nada, frente a pésimos administradores.

Por otro lado la equidad de uso que garantiza la utilización adecuada de los servicios y la equidad de los resultados que garantiza la obtención de los resultados de las acciones.

Así que lo más importante no es el anuncio rimbombante de dos mil o cinco mil millones de pesos, hay otros factores determinantes que impactan en el objetivo final que es que la gente tenga los elementos para sobrevivir.

La política dice que desea la mejor distribución del gasto para achicar las desigualdades. Estamos de acuerdo, ahora el error de concepto está en que para que se logre no es suficiente un incremento del gasto público sino el hecho de visualizar sobre quien recae el gasto y cuan efectivo es dicho gasto.

Esto es lo que no entiende la política y en eso está fundamentado el fracaso de las acciones cuyo resultado es el despilfarro, sin controles sin seguimiento, sin fiscalización para concluir en que los sectores destinatarios siguen igual o peor como detenidos en el tiempo sin ninguna posibilidad de mínimo ascenso social, este es el fracaso.

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