La provincia de Jujuy, claramente, no escapa a esta realidad pero en el último tiempo se han recrudecido las modalidades delictivas, y los hechos de sangre, en situaciones de robo, son cada vez más frecuentes.
Un reciente caso que se instaló en la opinión pública, la muerte de un joven apuñalado en barrio San Isidro, expuso el grado de crispación social por los hechos de inseguridad.
Los vecinos salieron a la calle a exigir respuestas y a denunciar la venta de drogas en el barrio. Paralelamente, se dispuso una fuerte presencia policial con personal de infantería.
No muy lejos de allí, en barrio Sargento Cabral, otro problema asoma y los vecinos ya advierten sobre estrecha relación entre los robos y la droga.
Sufrieron 15 robos en menos de un mes y el nivel de impunidad es tal que hasta hay patotas que se atreven a cobrarle peaje a los que entran y salen del barrio.
Pero no solo son los barrios los que hablan de la inseguridad, la calle misma da cuenta de ello.
Luego de un salvaje ataque a un chofer, la Cámara de Propietarios de Taxis se reunió recientemente con autoridades de la provincia para debatir sobre las medidas de seguridad que deberían implementarse en los móviles.
Desde la cartera de Seguridad reconocen la escalada de violencia y vienen realizando encuentros con los vecinos para definir el trabajo policial en las zonas más calientes pero aclaran que hay obvias limitaciones en lo que respecta al plano judicial.
“La justicia pide más elementos y más pruebas a la policía”, sostuvo el Ministro de Seguridad, Ekel Meyer.
El funcionario asegura que han bajado los índices delictivos pero reconoce que hay una cierta escalada en la violencia vinculada al tráfico de droga.
En el caso puntual del barrio Sargento Cabral, indicó, ayer se hizo un operativo y se detuvo a un presunto malviviente.
