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Por primera vez, Alberto Fernández dio indicios de la "llave" para liberar a Milagro Sala

En la antesala de su visita a Jujuy, el presidente fue consultado nuevamente por la situación de la dirigente, y aunque desestimó calificarla como una presa política, por primera vez anticipó una posible estrategia para revisar su situación judicial: atacar las irregularidades del proceso que terminó con su condena.

  • El presidente Alberto Fernández consideró que el juicio que condenó a Milagro Sala tuvo “procedimientos cuestionables”.
  • Dijo que se lo hizo saber al gobernador Gerardo Morales y que lo volverá a hacer.
  • Resaltó que todo el proceso tendrá “una última revisión” en la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Dentro de dos días Milagro Sala cumplirá cuatro años privada de su libertad.

Desde que llegó al gobierno Morales, principal impulsor de las denuncias en su contra, la dirigente atravesó por diferentes situaciones, pero siempre bajo arresto.

Fue condenada por hechos de corrupción: la causa conocida como “Pibes Villeros” determinó que fue la líder de una asociación ilícita que desvió 60 millones de pesos que debían destinarse a la construcción de viviendas, y en consecuencia recibió 13 años de prisión.

El accionar de los jueces y fiscales de Jujuy que llevaron adelante la investigación fue siempre el argumento medular del gobierno provincial para negar que se tratase de una presa política.

Fue denunciada, investigada, tuvo la posibilidad de defenderse en un juicio oral y público, fue condenada por un tribunal, y tal condena fue ratificada incluso por una cámara en segunda instancia.

Es el argumento que esgrimen en el gobierno local: los carriles institucionales correspondientes funcionaron, actuó el poder judicial, con el poder ejecutivo como denunciante, sí, pero fue un poder independiente el que determinó su suerte.

Así, desde el gobernador Morales para abajo, todo el oficialismo logró neutralizar las acusaciones del arco kirchnerista en el país, que pretendió crear la figura de una víctima de persecución política alrededor de Milagro Sala.

En las últimas horas, el presidente Alberto Fernández fue consultado por enésima vez acerca de la situación, en esta ocasión por el periodista Horacio Verbitsky, pero su respuesta esta vez fue más aguda y entregó un indicio claro de cuál podría ser la estrategia que avance hacia la liberación de Milagro Sala.

Fernández fue más inteligente para los fines de la causa: desestimó que se trate de una persecución política, reconoció con claridad la existencia de un proceso institucional, pero lo cuestionó, le señaló sus irregularidades.

En otras palabras, rechazó el cuestionamiento burdo que sólo apunta a victimizar a Sala cuando buena parte de la sociedad presume que efectivamente cometió delitos, pero apuntó contra la impericia de quienes se encargaron de juzgarla.

Yo me he ocupado de la causa y de seguirla, sé que ha habido procedimientos cuestionables, dijo el presidente. Yo me he ocupado de la causa y de seguirla, sé que ha habido procedimientos cuestionables, dijo el presidente.

Así, Fernández deja de lado la figura de mártir que propone el kirchnerismo y que tanto irrita a la sociedad jujeña, pero abre la posibilidad de que Milagro Sala alcance su redención por la impericia de sus propios denunciantes.

Así, el presidente sugiere que la libertad de Sala podría llegar cuando se detecten los errores de malos abogados, malos fiscales o malos jueces. La revisión del expediente lo dirá.

“Siempre nos queda la tranquilidad —entre comillas— de que eso va a tener una revisión última de la Corte Suprema. Y, si lo que digo es correcto, la Corte podrá resolver las arbitrariedades que se han cometido”, reforzó el presidente.

De esta manera, queda claro que no habrá intervención alguna de un poder sobre otro, Fernández como presidente no tiene ninguna facultad para inmiscuirse en las decisiones del poder judicial, pero se hace evidente que pondrá al servicio de la ex líder de la Tupac Amaru la actuación de abogados y - porque no – posibles operadores judiciales que le contarán las costillas al expediente que forjaron abogados, fiscales y jueces jujeños para mantener a Milagro Sala presa.

“Él (por Gerardo Morales) sabe lo que pienso sobre esos temas y que, para mí, sigue siendo una preocupación Milagro”, adelantó.

Fernández además, como todo en su primer mes de gestión, gana tiempo.

Las declaraciones de Estela de Carlotto, al término de una reunión de organismos de derechos humanos con el presidente en Casa Rosada, refuerzan esta interpretación. La titular de abuelas de plaza de mayo contó que en el encuentro se insistió en el pedido por la dirigente jujeña, pero aclaró: “no queremos que se hagan las cosas fuera de lugar ni fuera de tiempo y forma”.

En otras palabras, por las vías institucionales correspondientes, el Frente de Todos, intentará revertir las condenas de Sala.

El tiempo dirá si los letrados jujeños hicieron bien su trabajo, o si los abogados que rodean al nuevo gobierno podrán refutar sus investigaciones contra Milagro Sala.

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