La referente de “Asamblea Ancasti por la vida”, Leila Darwiche, se refirió a esta situación, que también se produce en Catamarca, considerando que la manipulación de lluvias es falta de empatía por las economías regionales y los pequeños productores, “es sálvese quien pueda”.
Explicó que el producto que se arroja es ioduro de plata; se pulveriza desde aviones a una nube y tiene una carga iónica que hace que, en vez de condensar moléculas y precipitarlas en forma de gota, transforman en gas; “la lluvia se descomprime y volatiliza”.
Cada vez que los vecinos de Ancasti ven llegar la lluvia, un avión sobrevuela las nubes, y ésta se va. Solo llueve cuando llegan tormentas del sur de esa provincia. “Científicos de todo el mundo expresan que no es conveniente este tipo de tratamiento porque, a la larga, produce sequía, diluvios y catástrofes”.
Para evitar esto “hay que apelar a la conciencia de la gente en el Poder, y lo más difícil de lograr es un cambio de conciencia. Al no haber monte el sol da directamente en la tierra; al no haber lluvias, los árboles que quedan sufren más y se secan. Si no nos damos cuenta que estamos jugando con la naturaleza, con los árboles, que prepararon el planeta para que pueda haber otras vidas, y creemos que podemos seguir arrasando, con todo nos daremos cuenta cuando el planeta se haga un lugar inhabitable”.