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La prioridad en educación es la reforma administrativa

Hay una necesidad de una reestructuración profunda en el Ministerio de Educación. Los problemas son evidentes: cargos sin cubrir, infraestructura en ruinas, violencia en las escuelas y una burocracia que ahoga el sistema.

La administración actual está quedando corta. Es imprescindible eliminar la burocracia innecesaria, simplificar trámites y descentralizar decisiones. También lo es reestructurar cargos docentes y administrativos para garantizar que aulas no queden vacías y que los docentes cobren lo que corresponde.

En infraestructura, hace casi 10 años que no se resuelve el mantenimiento básico, provocando protestas y sentadas de alumnos. Es hora de priorizar la inversión y el compromiso real.

Además, la violencia y el bullying se han instalado en las escuelas, creando un clima inseguro y peligroso, incluso con hechos graves como la pérdida de vidas docentes por conflictos internos.

Se necesita un plan que simplifique la gestión, modernice procesos, garantice la cobertura de cargos y mejore las condiciones físicas de las instituciones. También, fortalecer programas de convivencia para proteger a estudiantes y docentes.

El sistema actual está paralizado por una burocracia excesiva que dilata decisiones y reduce la calidad educativa. La resolución de estos problemas requiere una reestructuración profunda.

Primero, es urgente simplificar y digitalizar los trámites administrativos para hacer más ágil la gestión. Aquí la pregunta recaería sobre Isolda Calsina ex ministra de Educación y ahora ministra de Modernización. ¿Hasta cuándo señora? También es necesario una revisión exhaustiva de los cargos para cubrir vacantes y liquidar deudas millonarias a docentes y preceptores así cualquiera tiene superávit.

En infraestructura, más de 10 años sin mejoras en el mantenimiento provocan condiciones inseguras y protestas. La inversión en infraestructura y en mantenimiento preventivo debe ser una prioridad.

La inseguridad en las escuelas, como el bullying y los enfrentamientos entre docentes y padres, requiere programas de convivencia y cultura de paz, además de capacitación en mediación y manejo de conflictos.

Por otro lado, la falta de planificación y seguimiento genera cargos sin cubrir, reticencias administrativas y pérdida de oportunidades educativas. Es imprescindible activar un plan de gestión estratégico y participativo.

Una reestructuración efectiva implica definir prioridades claras, planear acciones en etapas y monitorear resultados. Solo así lograremos un sistema eficiente, seguro y que garantice derechos a todos.

Un ejemplo de éxito en gestión educativa: Finlandia ¿Qué hace que su sistema sea uno de los mejores del mundo? la respuesta está en su modelo de gestión, que es una verdadera referencia.

En Finlandia, la administración educativa no está centralizada en un ministerio lejano y cargado de burocracia. Las escuelas tienen alta autonomía para gestionar sus recursos, diseñar currículos adaptados a su comunidad y tomar decisiones pedagógicas sin tantas restricciones burocráticas.

Allí los maestros son altamente profesionales: tienen magíster, disfrutan de respeto social y autonomía para aplicar su experiencia en el aula. La inversión en formación y apoyo continuo ha sido clave.

El sistema se basa en confianza, evaluación formativa y en un fuerte enfoque en la igualdad y calidad educativa para todos, sin importar la región o condición social. La participación de la comunidad y de los padres también tiene un papel importante, creando un ambiente de colaboración y respeto.

Pero ¿cuál es el resultado de este modelo? Avances en performance académica, baja violencia, mayor inclusión y felicidad escolar. Un sistema que funciona porque prioriza la calidad, la participación y el respeto por la profesionalización.

¿Y qué podemos aprender? la gestión educativa necesita menos burocracia, más autonomía y respeto por los actores de la comunidad educativa. La clave está en la confianza y en un sistema que priorice la calidad y no solo la cantidad de recursos.

Finlandia nos muestra que una gestión eficiente, basada en autonomía y profesionalización, puede transformar un sistema educativo. Es hora de tomar esas ideas y adaptarlas a nuestra realidad para construir un sistema más justo, eficiente y de calidad.

Es tiempo de tomar decisiones valientes y transformar nuestro sistema educativo. Porque una educación de calidad, segura y moderna, es la base para el desarrollo de nuestra sociedad.

La situación no puede seguir así. La corrupción, los trámites innecesarios y la falta de planificación han descuadrado la educación pública.

La gestión actual requiere una transformación profunda para garantizar calidad, seguridad y continuidad educativa.

Primero, hay que simplificar la gestión administrativa eliminando trámites engorrosos y digitalizando procesos para ganar eficiencia y transparencia. De esta forma, las decisiones llegan en tiempo y forma.

Luego, está la estructura de cargos y recursos humanos. Hay cargos sin cubrir, deuda millonaria con docentes y preceptores, y vacantes que afectan el dictado de clases. Es esencial crear un sistema transparente, con concursos públicos claros y una planificación que priorice la cobertura efectiva de cargos.

La planificación educativa debe ser estratégica, con metas claras y evaluación continua. Sin un seguimiento riguroso, los cambios serán solo palabras.

Todo esto podría interpretarse como un programa o una línea de trabajo dentro del concepto de la educación como prioridad y no los discursos falaces y sobreactuados como el pronunciado por la ministra Miriam Serrano durante su fallido discurso de inicio de ciclo en una escuela de Monterrico.

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