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La muerte de una docente debe ser motivo de discusión y análisis en las jornadas institucionales

Las jornadas institucionales en escuelas públicas son espacios dedicados a la formación y el desarrollo profesional de nuestros docentes, donde se promueve la reflexión sobre la práctica educativa.

Durante estas jornadas, los docentes tienen la oportunidad de actualizar sus conocimientos y compartir experiencias con sus colegas. Se abordan diversas temáticas, desde el uso de herramientas tecnológicas hasta estrategias para atender la diversidad en el aula. Todo esto con un objetivo claro: mejorar la calidad de la enseñanza y hacerla más inclusiva para todos los estudiantes.

A propósito, en Jujuy, la agenda para estas jornadas las fija el Ministerio de Educación sin consultarle al docente para que por consenso se acuerden temas de interés del ministerio y temas que preocupan a los docentes que, en definitiva, son los que están en las escuelas, no la ministra.

De modo que las jornadas son una herramienta clave para el desarrollo profesional de los docentes que luego impactarán en la formación de los estudiantes.

La educación es un esfuerzo compartido no un conjunto de imposiciones de una señora que capaz no está en condiciones de soportar ni media hora de asistencia a una clase dictada en una escuela pública. Quiero decir con esto que desde una oficina no se puede adivinar que necesita una escuela y sus docentes.

¿La muerte de una docente en un contexto de agresión de padres en la escuela, sin ninguna contención o personal de mediación es motivo de análisis en una jornada institucional? Aquí en Jujuy acaba de ocurrir este lamentable episodio y tanto el gobernador como su ministra no han hecho mención sobre el tema mientras que los docentes están muy preocupados por el cuadro psicológico que atraviesan sus colegas como consecuencia de estos hechos.

La muerte de una docente a causa de la agresión de padres es un hecho trágico que debería ser motivo de reflexión y análisis en cualquier jornada institucional. La seguridad y el bienestar de los educadores son fundamentales para garantizar una educación de calidad y un ambiente sano para el aprendizaje de los estudiantes.

Es innegable que la violencia en las escuelas es un asunto crítico que necesita ser tratado con seriedad. En este caso, la falta de contención y de personal de mediación en situaciones de conflicto ha quedado en evidencia, y es algo que hay que discutir en las jornadas.

Es esencial dedicar tiempo para entender cómo se puede prevenir la violencia y garantizar un entorno seguro tanto para docentes como para estudiantes.

Además, el cuadro psicológico que muchos docentes atraviesan, tras sucesos tan impactantes, merece atención. Es fundamental que se considere la implementación de servicios de apoyo psicológico para educadores, así como estrategias concretas de intervención y mediación que puedan ser puestas en marcha en las escuelas. La salud mental de nuestros docentes es crucial para el buen desarrollo educativo.

No se entiende que, hasta el momento, tanto el gobernador como la ministra de Educación no hayan hecho mención sobre este grave episodio. La ausencia de respuestas claras y de compromiso por parte de las autoridades genera incertidumbre y preocupación entre los docentes y más aún, de acuerdo a la circunstancia, deberían convocar a jornada institucional específicamente para tratar estos temas que son urgentes ya que los episodios están pasando en este momento.

Hay que trabajar en la construcción de una cultura de paz y respeto en nuestros espacios educativos. Las jornadas deben ser una plataforma para discutir estos problemas críticos y buscar soluciones que beneficien a toda la comunidad educativa. No podemos permitir que la violencia se normalice en nuestras escuelas. Es hora de actuar y de cuidar a quienes se dedican a educar a las futuras generaciones.

Se ha naturalizado que los profesores no solo se encarguen de enseñar, sino que también asuman roles que van mucho más allá de su capacitación profesional, como ser psicólogos, enfermeros o gestores de trámites burocráticos.

Este modelo educativo genera una presión innecesaria sobre los docentes, quienes ya de por sí enfrentan el desafío de impartir conocimientos y formar a las futuras generaciones. ¿Cómo se espera que un docente pueda concentrarse en enseñar contenidos cuando está constantemente inundado con responsabilidades que no corresponden a su labor específica? Este desgaste afecta no solo a su rendimiento profesional, sino también a la calidad de la enseñanza que ofrecen.

El rendimiento de un docente no se mide solo por sus habilidades pedagógicas, sino también por su bienestar emocional y su capacidad para concentrarse en lo que realmente importa: el aprendizaje de sus alumnos. Necesitamos un cambio urgente que permita a los educadores enfocarse en enseñar y en desarrollar un ambiente de aprendizaje enriquecedor. No podemos seguir sobrecargando a nuestros maestros con responsabilidades que no son parte de su formación.

Hemos escuchado declaraciones de candidatos del gobierno radical, incluido un tal Adriano Morone, quien ha sido presentado como parte de la campaña electoral. Sin embargo, lo que más nos llama la atención es la falta de un recorrido claro de Morone como especialista en temas educativos. Su participación en este debate se enmarca dentro de un relato inverosímil de la gestión actual, que se centra en la construcción de nuevas escuelas como si fuera la única solución a los problemas del sistema educativo.

Presentar la construcción de escuelas como la panacea para todos nuestros problemas educativos es simplista y engañosa. El verdadero desafío está en crear un modelo educativo que garantice la calidad de la enseñanza y el aprendizaje, que valore y respete a los docentes, y que promueva el desarrollo integral de los estudiantes

La educación es un derecho fundamental y debe ser tratada con la seriedad que merece.

Espero que, en medio de esta campaña electoral, se escuchen propuestas concretas que aborden la complejidad del sistema educativo y que realmente busquen mejorar la calidad de la educación en la provincia.

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