Con los canales de comunicación cortados, los trabajadores apelan al obispo
Ante la imposibilidad de dialogar en igualdad de condiciones, integrantes de la CGT regional Jujuy acudieron al ministro religioso buscando un camino alternativo para llegar al menos a entenderse con los funcionarios en el marco de las discusiones paritarias. Tras el mitin César Daniel Fernández se comprometió a interceder en la medida de sus posibilidades.
En un Estado teóricamente laico, la crisis salarial que padecen los trabajadores de la administración pública los obliga a recurrir a la figura religiosa de mayor autoridad para que funja como mediador entre ellos y la intransigente patronal. Chiste fácil o trágica realidad ¿Monseñor Fernández será capaz de obrar un milagro?
En Jujuy el malestar se viene replicando en las calles a través de múltiples reclamos de sectores insatisfechos. El mecanismo de protesta normalmente coincide en posicionarse frente a la Casa de Gobierno, entregar algún petitorio y si la suerte no acompaña recibir una contravención a cambio, hasta un allanamiento es posible tomando como ejemplo lo ocurrido durante la mañana del miércoles en varios comedores y merenderos administrados por organizaciones sociales. Ratificando la teoría de la criminalización de la protesta.
Mientras el Banco Central y las consultoras económicas recalculan el pronóstico inflacionario por encima del 80% anual, en Jujuy el ofrecimiento salarial para el primer semestre dejó un déficit de 10 puntos y el nuevo ofrecimiento rondando un nuevo 20% en etapas solo agrandaría la brecha licuando aún más el poder adquisitivo, a pesar de los extravagantes cálculos del gobierno para garantizar una paridad hasta agosto.
Llegar a fin de mes es una odisea y lo es mucho más proyectar a futuro en medio de tanta incertidumbre. El sueldo no alcanza y las negociaciones terminan en una imposición desde hace siete años a criterio de la secretaria general de SADOP.
La desazón es tal que el sector de los trabajadores ya no apela a la buena voluntad del gobierno de Morales para sortear la crisis. Justamente Silvia Valverde en su carácter de delegada junto con otros referentes locales de la reorganizada CGT Jujuy solicitaron audiencia con el obispo, quien termina siendo el intermediario de un conflicto que en un escenario político de coherencia no le debería requerir su incumbencia.
Más allá de los pedidos efectuados por los gremialistas y el intercambio de visiones con el anfitrión, vale la pena recordar que no han sido pocas las ocasiones donde el obispo le marcó la cancha a la clase política. Referido a la pobreza y con la máxima diplomacia posible hace dos meses atrás decía lo siguiente:
“Hay que trabajar para que los responsables se hagan cargo y hagan posible un Estado eficiente que llegue a todos los rincones. Tratamos de ser creíbles, uno trata de que las obras acompañen las palabras, que los hechos grandes o pequeños, sean elocuentes con lo que queremos decir”.
La clase trabajadora de Jujuy busca un plan, un rumbo que la casta política se negó marcar, la paz social en nuestra provincia se convirtió en un anhelo inviable que aparentemente requerirá "intervención divina".