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Como involucionó el salario de los estatales jujeños frente a la inflación

Durante los últimos siete años el poder adquisitivo de los empleados dependientes de la administración pública sufrió una retracción sostenida frente a la inflación. Con las paritarias dilatadas del último bimestre, todavía en discusión, los haberes se retrajeron más de 110%, hecho que se agravó todavía más tras la aceleración de los precios post devaluación.

  • La inflación en Jujuy acelera más rápido que el promedio nacional, el acumulado anual ya presenta siete puntos de diferencia.
  • El salario de los trabajadores estatales ya perdió más de 113% de su poder de compra.

La forma en que el gobierno jujeño ha encarado cada negociación salarial con su masa de trabajadores es comparable con una licuadora, una analogía tradicional de los analistas económicos al momento de comparar las variaciones del Índice de Precios al Consumidor contra los ajustes salariales. Resulta innegable que la variable de ajuste para alcanzar el tan mentado superávit, deviene de la precarización remunerativa, de allí se justifica el estilo autoritario para determinar subas aún cuando se desarrollan negociaciones paritarias.

Como han advertido la mayoría de sindicatos locales, hasta fines de 2022 esa retracción ya había superado la brecha de 100 puntos, lo que implica que los bienes y servicios que podían cubrirse mensualmente cayó aproximadamente la mitad.

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En la órbita nacional, la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) elaborada por Indec brinda perspectivas negativas para la distribución de ingresos entre los asalariados jujeños, tanto del ámbito privado como público, codeándose con Chaco, Formosa, La Rioja, Santiago del Estero como una de las jurisdicciones con salarios promedio más bajos del país.

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A pesar de las diferencias en los cálculos inflacionarios entre el organismo de estadística nacional y su homólogo local (Dipec), cualquiera fuera la comparación, el salario de los trabajadores estatales se deprecia constantemente. Hecho que se ha visto profundizado en 2023, ya que los censos de precios en el Gran Jujuy se posicionan varios puntos por encima del registro anual argentino. Solo hasta agosto, tras el cimbronazo post electoral, la brecha entre ambas lecturas se agrandó en 7 puntos en detrimento de Jujuy.

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El intervencionismo estatal en la recopilación de datos resulta indisimulable, los precios escalan a un ritmo mucho más veloz que la remuneración del grueso de la planta estatal, motivando el pedido desesperado de todo el arco sindical por una recomposición inmediata que empareje la desventaja. Intenciones que tropiezan con la intransigencia de un gobierno que acusa recibo ante medidas de fuerza, por el contrario ha respondido con descuentos salariales.

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Teniendo en cuenta que el primer semestre de 2023 cerró con mejoras del 53,3% la pérdida de poder adquisitivo hasta julio alcanzó el record de 113,4% aclarando que es una generalidad, sin distinciones de categorías o reparticiones. Como agravante, distintos referentes sindicales han informado que cerca del 40% de la composición del recibo de sueldo está compuesta por conceptos no remunerativos, sumas en negro y gris cuyo impacto en los futuros haberes provisionales generará un perjuicio.

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