En la Argentina contemporánea, se escucha repetidamente la idea de que sería beneficioso y útil dejar de lado la “grieta” que divide al oficialismo y a la oposición, con la creación de una suerte de Pacto de la Moncloa como solución. Este argumento tiene dos componentes éticos fundamentales: el deontológico (por lo “bueno”) y el consecuencialista (por lo “útil”).