El trinomio Milei-Bukele-Trump pretende monopolizar el concepto de países libres, a pesar de que sus raíces ideológicas son radicalemente diferentes: el primer mandatario argentino no deja pasar la oportunidad para autopercibirse públicamente como anarco capitalista, mientras que su par salvadoreño creo el partido político “Nuevas Ideas”, como una coalición donde confluyen distintas corrientes políticas tanto liberales como socialistas. Finalmente Trump es reconocido por ser un estandarte del nacionalismo americano.
El presidente Bukele suma reconocimiento por su lucha contra el nepotismo y la corrupción
La administración del presidente salvadoreño se ha convertido en un modelo de gestión apreciado entre los libertarios de nuestro país y los republicanos ortodoxos, incluyendo al flamante presidente estadounidense con quien mantiene sintonía más que fina.
Aunque resulte difícil de ensamblar, esa mesa chica de la política internacional es análoga en muchos aspectos, por ejemplo las políticas de seguridad interior/exterior. Área donde Nayib Bukele se ha destacado desde su asunción en el año 2019, destacándose la guerra contra las pandillas que dominaban el 80% del territorio nacional, prueba de ello la reducción de los homicidios pasando de una tasa de 106 cada 100.000 habitantes en el año 2015 hasta 2,4 ocho años después.
También tienen un enemigo diplomático en común, el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela ha generado el repudio permanente de los tres por igual, de hecho es tanta la sintonía fina que Bukele ya ofreció sus instalaciones carcelarias para recibir a los miembros de la mega banda criminal venezolana “Tren de Aragua”, que serían extraditados a la brevedad y que se presume no serán recibidos por el presidente bolivariano. Y en nuestro país todavía se recuerda la presencia de Milei en el acto de asunción del salvadoreño (2do mandato) y su posterior visita a la Casa Rosada, durante septiembre, donde dijo sobre su relación con el economista libertario “Tengo la mejor impresión del mundo sobre Milei, me encanta lo que hace, somos amigos y vamos a lograr buenas cosas para ambos países”.
Ambos tienen una guerra personal contra la casta política, con la diferencia que Bukele ha sido vanguardia contra la corrupción, ordenando medidas concretas. Como ejemplo lo ocurrido en 2023 con el caso del ex diputado del partido ARENA, Alberto Romero, primero desaforado en la Asamblea Legislativa y posteriormente detenido por enriquecimiento ilícito. Incluso otros tres legisladores que en teoría respondían al presidente fueron desaforado tiempo después.
Ese mismo año fue detenido el ex presidente del Banco de Desarrollo de El Salvador (Bandesal) Juan Pablo Durán, funcionario que el propio Bukele había designado en los albores de su gestión. Y no sería el único caso de corrupción que lo salpicó, su jefa de gabinete Martha Carolina Recinos, fue multada por el Tribunal de Ética Gubernamental (TEG) por el desvío de fondos destinados a becas académicas, debiendo reintegrar el dinero además de pagar un adicional.
Otro diputado detenido, esta vez integrante del partido oficialista, fue Erik García acusado de cometer falsedad ideológica y posteriormente condenado a cinco años de prisión, dejando en claro el rigor con el que la fiscalía avanza, aún cuando se trata de aliados del gobierno.
El Congreso salvadoreño ha sido un escenario permanente de batalla contra el nepotismo, muy parecido al caso argentino donde sobreabundan los hijos y entenados disfrazados de asesores, implicando un gasto público desmesurado en salarios de personal no idóneo. Con la diferencia que en el país centroamericano no andan con rodeos judiciales: en estos momentos sigue en construcción la cárcel exclusiva para dirigentes corruptos, conocida como Centro de Confinamiento de la Corrupción (Cecot).
"La Asamblea Legislativa es una fábrica de empleo. Ya todo el mundo sabe que allí ponen a los profesores de los hijos, a la muchacha, al maestro de futbol, al profesor de tenis, un diputado denunciante tenías 10 personas cuando el era diputado de ARENA y ninguna llegaba a trabajar, solo firmaban el día que les pagaban. Nos han obstaculizado el poder limpiar el gobierno de una manera voraz".
"Los asesores de la Asamblea, gente que corrió para diputado y no ganó, pero gana más que el diputado. Hay un partido que tiene 3 diputados con 82 empleados, 28 asistentes por diputado, por qué no sale. Está bien condenar, pero todos en la cama o todos en el suelo, hagámosle un examen y veamos quien se salva, me atravería a decir que van a ser unos pocos que se sometan, no más de 5 o 6 inocentes".
Este estilo de conducción confrontativo y condenatorio, con la bandera de la transparencia como principal estandarte, ha sido elogiado por Donald Trump que a pesar de tener experiencia en la conducción del país norteamericano ha valorado públicamente las experiencias de Javier Milei y Nayib Bukele.
El líder de La Libertad Avanza fue uno de los pocos mandatarios invitados al acto de toma de posesión en Washington y su equilibrio fiscal a base de motosierra ha sido reconocido por Trump en múltiples ocasiones. Algunos de sus funcionarios ya anticiparon que emularan varias de las medidas de recorte del gasto público. Mientras que la mano dura de Bukele, a diferencia de la gestión Biden, es un tema al que no esquivarán en la Casa Blanca y podrían tomar como parámetro inicial para la reducción de los homicidios.