Política | Carnaval 2024 | carnaval | Carnaval Jujeño

Guardianes de la tradición: Protegiendo la esencia del Carnaval Jujeño

El Carnaval en los cerros jujeños representa más que una festividad.

El Carnaval en los cerros jujeños representa más que una festividad; es un vivo testimonio de la fusión cultural que define esta región. Más allá de la influencia colonial y cristiana, perduran antiguas creencias en la gratitud hacia la naturaleza, arraigadas en la cosmovisión andina. En esta tierra árida y fértil a la vez, las tradiciones europeas se entrelazan con las ancestrales, dando lugar a una celebración que trasciende tiempo y espacio.

Durante nueve días y ocho noches, poblados de raíces andinas como Humahuaca, Tilcara, Purmamarca y Maimará se colman de color, música y danza. Los cuerpos enmascarados buscan en el Carnaval no solo diversión, sino también conexión con lo sagrado, con la Pachamama y con los ciclos de la naturaleza que rigen la vida en estas tierras.

Este periodo coincide con el ciclo agrícola, marcando el inicio de la cosecha y recolección de los frutos de la siembra de agosto. Es un momento de agradecimiento y renovación, donde se pide permiso a la Pachita y a la Pachamama, y se busca protección del "diablito" para el año que comienza.

El Carnaval en los cerros jujeños no es solo tradición, es acto de resistencia cultural, una manifestación de identidad que se renueva año tras año en la danza de sus habitantes y en la conexión con su tierra y ancestros. En este rincón del noroeste argentino, el Carnaval es más que fiesta, es ritual de vida y renovación.

El inicio del Carnaval en los cerros jujeños es momento de gran significado simbólico, marcado por el desentierro del "diablito" o Pujllay desde la boca de la Pachamama. Este pequeño muñeco, que representa al Sol y su poder fecundador sobre la tierra, es protagonista de un ritual cargado de magia y tradición.

Las festividades comienzan con ofrendas, chaya y bendiciones, en un acto de conexión con el entorno y comunicación con los diferentes planos de la existencia, según la cosmovisión andina. Es un tiempo de promesas y rituales de ligazón con el mundo de arriba y de abajo, donde se entrelazan creencias ancestrales con religión católica.

En esta fascinante yuxtaposición de culturas, el Carnaval se convierte en celebración inclusiva, donde se pide permiso a la Pacha y se recibe bendición en el templo. Es momento de encuentro y reconciliación entre diferentes visiones del mundo, donde diversidad es celebrada y Carnaval se convierte en patrimonio compartido por todos.

El Carnaval en los cerros jujeños trasciende convenciones sociales y abre paso a ciclo de renovación. Esta celebración, con metáfora del "mundo al revés", deja normas establecidas detrás de multiplicidad de diablos personificados que encarnan nuevas identidades.

Para muchos, Carnaval es oportunidad de liberación, ocasión para dejar preocupaciones cotidianas y sumergirse en atmósfera de alegría y transformación. Un ejemplo es relato de "diablo" con lentejuelas, cascabeles y espejos, quien durante año trabaja en mina de litio, pero durante festividad se convierte en persona completamente distinta. Es momento para desatar alegría y olvidarse de problemas, donde disfraz no solo oculta identidad, sino que también sirve como protección contra "tentaciones" que abundan durante Carnaval.

Elementos del disfraz, como cascabeles y espejos, tienen significado más profundo: espantan espíritus malignos y reflejan imagen del diablo, asustándolo y alejándolo. Es tiempo de libertad, donde todos somos distintos y estamos inmersos en mundo aparte, experiencia que nos conecta con tierra pero nos eleva por encima de ella. En estos días de Carnaval, diversidad se celebra y individualidad se funde en experiencia colectiva de renovación y liberación.

En Humahuaca, Carnaval es mucho más que festividad; es tradición arraigada en corazón de comunidad, celebración que se comparte con devoción y alegría entre comparsas y seguidores. En esta tierra marcada por melancolía y adversidad, Carnaval representa momento de encuentro y renovación, donde comparsas autogestionadas se unen para ofrecer espectáculos llenos de color y ritmo.

Con más de 40 comparsas participando en festividades, Carnaval en Humahuaca es expresión vibrante de identidad local. Desde fiestas previas de compadres y comadres hasta chaya de todo necesario para celebración, cada detalle es cuidadosamente preparado con esperanza de que Pachamama conceda Carnaval lleno de alegría y buenos augurios.

Aunque "Carnaval grande" es evento más esperado, celebraciones continúan en hogares durante días siguientes, donde comparsas son invitadas a alegrar patios familiares con música y baile. Esta tradición, que se remonta a décadas atrás, sigue siendo símbolo de generosidad y hospitalidad, donde quienes han abandonado labranza todavía contribuyen con gastos de celebración, manteniendo viva esencia de Carnaval como momento de unión y cosecha.

Para comunidad de Humahuaca, semana de Carnaval es más que festividad; es celebración de vida misma, momento para reunirse en familia y con amigos, compartir risas, bailes y buenos deseos. En días de fiesta, esencia de cultura andina brilla con fuerza, recordándonos importancia de tradición y comunidad en nuestras vidas.

Carnaval, como expresión cultural arraigada en comunidades, no debe ser objeto de mercantilización que desvirtúe su esencia y atente contra su identidad. En mundo cada vez más dominado por intereses comerciales, es fundamental preservar autenticidad y significado profundo de esta celebración ancestral.

Exploramos riqueza y diversidad de Carnaval en cerros jujeños, donde tradición se entrelaza con cosmovisión andina, religión católica e historia local. Desde desentierro del "diablito" hasta festividades compartidas entre comparsas y familias, Carnaval es mucho más que simple fiesta; es ritual colectivo de renovación y conexión con tierra y sus ciclos naturales.

Dejá tu comentario