Lo que podría haber sido una oportunidad para abordar temas importantes sobre los derechos de los pueblos indígenas y la diversidad cultural se convirtió en un ejemplo elocuente de la falta de sensibilidad y respeto hacia estas comunidades.
Desafíos del periodismo y la diversidad cultural
En el inmenso panorama del periodismo contemporáneo, una escena lamentablemente memorable resalta con claridad. En un segmento del programa "Bien de mañana" conducido por Fabián Doman en El Trece, la periodista Maggie Vigil entrevistó a dos miembros de la comunidad Ayllu Mayu Wasi mientras viajaban en el subte D en la Capital Federal.
En el inmenso panorama del periodismo contemporáneo, una escena lamentablemente memorable resalta con claridad. En un segmento del programa "Bien de mañana" conducido por Fabián Doman en El Trece, la periodista Maggie Vigil entrevistó a dos miembros de la comunidad Ayllu Mayu Wasi mientras viajaban en el subte D en la Capital Federal. Lo que podría haber sido una oportunidad para abordar temas importantes sobre los derechos de los pueblos indígenas y la diversidad cultural se convirtió en un ejemplo elocuente de la falta de sensibilidad y respeto hacia estas comunidades.
El episodio comenzó con una pregunta inocente sobre el origen de los entrevistados, pero rápidamente se desvió hacia terrenos resbaladizos cuando los integrantes del Ayllu Mayu Wasi respondieron en quechua, su idioma originario. En lugar de mostrar curiosidad o respeto, la reacción de la cronista y sus colegas fue condescendiente y burlona, perpetuando así actitudes de superioridad cultural y discriminación.
El tono irónico de la entrevista se hizo más evidente cuando se preguntó sobre el significado de una palabra en "indio", revelando una ignorancia flagrante y reforzando estereotipos despectivos. Esta interacción, que debería haber sido una oportunidad para aprender y difundir conocimiento, se convirtió en un ejemplo de cómo los prejuicios pueden prevalecer incluso en contextos mediáticos.
La conversación también abordó temas políticos y sociales, como la lucha contra la reforma de la Constitución de Jujuy, llevada a cabo por el Tercer Malón de la Paz. En lugar de aprovechar la ocasión para escuchar las voces de estos miembros de la comunidad y entender sus motivaciones, los presentadores parecían más interesados en hacer comentarios despectivos y desviar la atención hacia temas irrelevantes.
Las reacciones en las redes sociales fueron rápidas y unánimes, con el hashtag #Doman convirtiéndose en tendencia. La frustración y la indignación de la audiencia reflejaron la necesidad de un periodismo más inclusivo, empático y respetuoso. La falta de profesionalismo en la entrevista y la posterior justificación del programa en su página web solo amplificaron la percepción de que los medios a menudo no cumplen con su deber de informar con responsabilidad y sensibilidad.
La opinión de la lingüista y directora del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Inapl), Leonor Acuña, arrojó luz sobre la situación. La negación de reconocimiento y respeto a los pueblos indígenas, la reacción defensiva frente a las críticas y la falta de comprensión profunda de la diversidad cultural y sus luchas son problemas estructurales que necesitan ser abordados.
El varón, en quechua, le dice a la cronista y traduce las máximas educativas de los pueblos andinos (“Ama kella, ama llulla, ama sua”) ‘No mientas, no robes, no seas ocioso’.
Durante el intercambio, interviene el conductor desde el estudio: “Pregúntales a quién votaron”; ante la respuesta de la mujer, da por finalizado el intercambio: “A mí no me van a enseñar moral…” dice Doman.
Las dos personas van vestidas con trajes ceremoniales tradicionales de la puna argentina. Vinieron a la Capital Federal para pedir la anulación de la Constitución que se votó hace algo más de un mes, porque entienden que perjudica su derecho a opinar sobre el destino de los recursos naturales de nuestro país.
“En el Inapl sabemos que los pueblos indígenas no necesitan que nosotros -antropólogos, lingüistas, sociólogos- tomemos la palabra en su nombre. De este intercambio quedó muy claro que los pueblos indígenas conocen sus derechos y saben usar la palabra en más de un idioma para defenderlos”, dice Leonor Acuña.