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Cannava, la promesa fallida de Morales que consume dólares sin generar rentabilidad

“El cannabis es uno de los proyectos más importantes que tenemos y va a dejar más rentas que el litio y que la energía solar. Espero que con esto estemos fundando un cambio en la diversificación y que de aquí a diez años dejemos de plantar tabaco y plantemos cannabis”, decía Gerardo Morales en la apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura jujeña, allá por 2021. Recientemente el gobierno de Sadir le otorgó 2610 millones de pesos de los jujeños en calidad de "aportes de capital"...

Cuatro años después, la realidad demuestra lo contrario. Lejos de generar rentabilidad o autonomía económica, Cannava S.E. —la empresa estatal insignia del “modelo productivo” de Morales— continúa sosteniéndose gracias a millonarios aportes del propio Estado provincial.

En los últimos días, el Boletín Oficial reveló una nueva transferencia del Gobierno de Jujuy hacia la empresa: 2.610 millones de pesos, una cifra descomunal que, aunque se publica ahora, fue girada en diciembre de 2024, en silencio y sin explicaciones públicas.

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Y no se trata de un hecho aislado. Si se revisan los presupuestos provinciales de los últimos años, el patrón se repite. En 2022 se destinaron 26 millones de dólares en aportes de capital y en 2023, más de 3 millones de dólares adicionales. Todo bajo el argumento de impulsar una “industria rentable” que, a juzgar por los números, todavía no se sostiene por sí misma.

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Mientras Morales prometía que el cannabis superaría al litio y a la energía solar en generación de rentas, Cannava sigue dependiendo de recursos públicos sin rendir cuentas claras sobre los beneficios reales para la provincia. No hay informes públicos de utilidades, ni balances auditados, ni una estimación concreta de cuánto —si es que algo— ingresa efectivamente a las arcas jujeñas.

En cambio, lo que sí se conoce son los aportes constantes del Estado para sostener la estructura de una empresa que, lejos de representar un cambio de paradigma económico, se ha convertido en otro ejemplo de discrecionalidad, opacidad y gasto sin control en nombre del “desarrollo productivo”.

La promesa de diversificación y rentabilidad quedó en el discurso. Cuatro años después, el “oro verde” del norte argentino todavía depende del mismo bolsillo de siempre: el de los jujeños.

Embed - SOBREMESA: DR. JUAN GIUSTI

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