Travesía Cultural | 20 de junio |

Hoy, Día de la Bandera, símbolo que nos convoca y emociona

A continuación dos textos que nos hacen llegar dos escritoras jujeñas sobre este paño celeste y blanco que flamea en nuestros corazones.

 

LA BANDERA (Nugae)

 

Mi madre solía recordar, con bochorno, el episodio.

Ocurrió en los tiempos en que, para las fiestas patrias, los frentes de todas las casas se ornamentaban con una bandera. La nuestra, sencilla, de tela basta, colgaba del balcón que daba a la calle. Con sus dos franjas azulcelestes y la blanca en el centro lucía, a nuestro entender, esplendorosa - como rezaba la marcha- aun sin sol, porque era enseña de paz.

Esa mañana del 20 de Junio, una señora de humilde aspecto tocó a la puerta de entrada. Mi madre atendió. Con sorpresa escuchó el reclamo de la mujer:

-¿Necesita lavandera?

-Sí, necesito la bandera- contestó con firmeza mi progenitora.

- ¡Ay, qué suerte! ¿Cuándo puedo empezar?...

- ¡¿… !?

La pobrecita estaba ofreciendo esa sufrida labor con la que muchas mujeres del pueblo, por ese entonces, daban de comer a sus hijos.

Gustavo “Cuchi” Leguizamón compuso una bella zamba en su honor: “Lavanderas del Río Chico”, que así comienza:

 

"Desde lejos se las ve,

sentadas en la arena

lavando ropa en el río.

Pueblo duro en ademán,

con la carga en la cabeza

vienen cantando y se van."

 

Yolanda Beguier, escritora jujeña.

 

 

CINCO SENTIDOS EN MI BANDERA

 

La bandera argentina es el símbolo que más emociona mi sentimiento patrio junto al Himno Nacional. En la Bandera veo mi niñez, mis escuelas, mis valores, mi docencia, mi solar, mi siembra y mis cosechas. Mi ascendencia toda con la generación que me tocó vivir en el goce de las democracias y en el dolor de las tiranías.

Bandera mía!

No hay una sola voz que no haya venerado la gloria del héroe y del símbolo en la palabra o el canto; no hay un corazón que no se haya estremecido de emoción a su paso ceremonial tan humilde y plena de majestuosidad;? no hay miradas que no se hayan teñido de celeste y blanco al verla elevarse cada mañana en lo alto de sus mástiles. ?No hay manos que no la hayan palpitado en el papel, en el paño, en el matiz de sus dibujos, en la ornamenta de las aulas, de sus útiles, de sus hogares y sus atuendos;? no hay aromas que en su persistente ondear no haya cobijado: azahares, lapachos en flor, algarrobos intensos, ombúes coposos, las ofrendas del trabajo cotidiano de los hombres, el pan de cada día, sus cosechas, el afán de las tolderías, de las fábricas, las minas, el café de las oficinas, el mate en las escuelas, la tinta de las imprentas...?No hay sabor más disfrutado que el de la Libertad, la Confraternidad y la unión que con tanto ejemplo, dolor y sacrificio nos legara y representara en su sublime creación. Así con todos los sentidos y con el corazón, te celebro Bandera y renuevo mi promesa de lealtad.? ¡Que flamees por siempre en nuestras pampas, en nuestros ?cerros, en la inmensidad de nuestros mares y en el amplio cielo de los argentinos, en los pueblos y las ciudades y en el sinfin de las generaciones!? ¡BENDITA DE DIOS Y DE LA PATRIA ?EL HOMBRE TE CELEBRA!

 

 

Norma Soraire de Giacoppo, escritora jujeña.

 

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