Hay una combinación de temas que forzaron la decisión del gobernador.
En primer lugar un tema nacional que tiene que ver con los servicios de seguros que presta la obra social de la provincia de Jujuy cuyos controles los ejerce la superintendencia de seguros de la nación lo cual implica que ante cualquier litigio el escenario es el fuero federal, terreno siempre pantanoso para el gobierno jujeño (hay jurisprudencia en este sentido mediante las causas Caspalá y Tilcara en donde están comprometidos funcionarios del gobierno de Morales y hasta el propio señor en cuestión, sabemos podría ser imputado también en la causa Caspalá) de modo que esta situación encendió las alarmas lógicamente en la Casa de Gobierno además de otras especulaciones como la rentabilidad del negocio que se había pensado entre el gobierno, socios del gobierno vinculados a la salud y el sector privado.
Ahora bien, en el terreno político una encuesta que le acercaron al gobernador Sadir arrojó resultados espantosos y alarmantes para los radicales.
Se renuevan unas 18 bancas en la Legislatura de la provincia, pero según trascendidos tendrían aseguradas entre 6 u 8 lo cual sería una catástrofe legislativa para el gobierno que pretende retener la mayoría en la Casa de Piedra.
Ocurre que entre la imagen de Gerardo Morales que genera un rechazo importante en la opinión publica más la serie de errores propios de la gestión como por ejemplo, hablar de superávit y no poder responder a las demandas salariales del sector público justificando la falta de recursos pero simultáneamente planean adelantar elecciones cuyo gasto superaría los 2000 millones de pesos ni hablemos del disparate del seguro de salud más quejas y reclamos desde distintos sectores hacen un combo explosivo que compromete las aspiraciones del gobierno de mantener su hegemonía al poder.
Hay peleas internas provocadas por el ex gobernador, recelos por parte del principal socio político del gobierno sostenido por Rubén Rivarola hacia el gobernador Carlos Sadir con el argumento de que se quiere quedar con sus negocios.
Este es el escenario con la particularidad de que en ningún caso la pelea es por defender los intereses de la gente se trata de la lucha por el poder y los negocios. Por cierto nada nuevo en Jujuy pero si cada vez más tóxico y pestilente.