Textos elegidos para esta semana
Dos poemas de amor, dos estilos diferentes de un varón y de una mujer, en las voces de Ricardo Guzmán y María Isabel Zelaya.
“Toma la luna” por Pedro Fabio Veras.
RICARDO GUZMÁN
El yo lírico dibuja con bellas imágenes a la mujer del recuerdo, del presente y del futuro, A la mujer sin tiempo.
Mujer-Música-Pintura- Paisaje.
Poesía depurada, de trabajada enunciación.
BALADA PARA MÓNICA
Hoy es mañana.
Te recuerdo
que no se es nadie
cuando la luna roja
impide el paso
de flamencos
en la laguna de Pozuelos.
Ayer la noche te besaba
tranco a tranco,
sin reproches
en un contrapunto de afabilidades y arrebatos.
No me animaría a decir:
que tus piernas son nogales
cuyos frutos hurgan flecos del cielo
de Astor Piazzolla.
Tampoco
que tus tobillos
se asemejan a viajes de pájaros
que pían
al rozar
el jardín de Marcel Proust.
Tus orejas
tampoco son el lugar adecuado
donde pueda aterrizar
Allen Ginsberg.
Es,
en tu mirada
de viento secreto,
arqueándose en la pira,
donde se ahoga el truhán.
MARÍA ISABEL ZELAYA
El sujeto de pasión en un extenso poema de versos octosílabos, musicales, expresa matices
del amor, de él y ella con una visión romántica. Encuentro que todo lo puede: arrancar tristezas,
restañar llagas, estallidos de luna llena, unión de alas.
A TU MIRADA DE LOBO
Presiento que voy a huir
planeando sobre las piedras
para quedarme en la cima
la próxima luna llena
Presiento que voy a robar
tu tristeza de algún modo
Cuando luna pertinaz
despierte tu instinto todo
descubrirás de mis huellas
descalzas por las laderas
la piel desnuda y esbelta
de un ángel trocado en fiera
Entonces también vendrás
-planeando de igual manera-
para abrazarme en la cima
la próxima luna llena
Y pariré tus lobeznos
-bellos lobeznos con alas-
y guiarás la manda
sin tristeza en la mirada
Las lunas y las quebradas
consentirán los aullidos
y ahuyentaremos abismos
con feroces dentelladas
Te lameré las heridas
que restan añejas llagas
de otras tantas lunas llenas
cuando estaban solitarias
Presiento, al fin, que la huida
nos hará crecer las alas
para volar con las galas
del amor en nuestras garras
Pelaje de fiera y alma
agitando plumas blancas
confundidos con la luna
y entregados de montañas
decretarán que no habite
la tristeza en tu mirada,
en tu mirada de lobo,
¡tierna y feroz luminaria!