Jujuy | Paro bancario |

Una situación que nos deja como rehenes

Bien es sabido que a los argentinos nos cuesta cambiar y en esta materia somos reincidentes crónicos. No soportamos la mera idea de un reacomodamiento de los intereses sectoriales. Pero la reticencia a las ideas alternativas de desarrollo inclusivo son quizás los puntos donde mayormente se dan estos conatos de intransigencia a los cambios que la modernidad impone.

Fueron décadas de arrastre de ideas erróneas que nos han sumido en una permanente declinación económica y social.

Hoy, todos los argentinos somos testigos de la acumulación de falacias, sofismas y posverdades, trípode discursivo de la mas férrea resistencia conservadora populista.

Los bancarios están de paro, y condenaron a los argentinos a cinco días de parálisis financiera, este paro, como tantos otros perjudica sustancialmente a los sectores asalariados, quienes se ven haciendo larguísimas horas de espera y la seria posibilidad de no disponer de efectivo para el fin de semana largo. Esto más allá del perjuicio que ocasiona a las finanzas del país y a su natural movimiento de los fines de semana largos. No solo se ven afectados los que deben retirar dinero, sino también el comercio en general y el de subsistencia en particular.

Sostener un esquema de jubilación de privilegio y un supuesto fracaso de una negociación paritaria, son los argumentos que usaron en esta oportunidad Sergio Palazzo y la conducción gremial.

A estos argumentos por supuesto que también les florece el populismo, cuando sus discursos viran hacia el capital extranjero pretendiendo justificar nuestro subdesarrollo, responsabilizando del mismo al desarrollo de los países centrales, como si esto provocara nuestra marginalidad en el avance mundial.

El conservadorismo populista de Palazzo es exactamente igual al del resto de la dirigencia gremial, sus postverdades y sus rancios discursos tienen como objetivos el sometimiento extremo de sus afiliados y la perpetuidad en el poder gremial.

Hoy son los bancarios, y en unos días serán los camioneros con Hugo Moyano a la cabeza, dos gremios de perfiles absolutamente disimiles pero unidos con la misma lógica.

Los argentinos votaron masivamente por un cambio, algunos supieron leer muy bien ese mensaje, y comprendieron que el reclamo social no solo alcanzaba a una nueva impronta que necesitaba el país, sino también a una nueva impronta en su dirigencia de todos los sectores, incluido el gremialismo.

La dirigencia vetusta pretende seguir con los métodos de los 40 en pleno siglo XXI.

No hay margen para seguir teniendo en el país gremialistas ricos con trabajadores pobres, ya que estos últimos son utilizados extorsivamente como carne de cañón para tomar del rehén a la población en su conjunto.

Los bancarios toman de rehén a los asalariados, los camioneros a los que producen y los docentes toman a los alumnos, cada cual tiene su garrote apuntando a la cabeza de un débil.

Hoy los más débiles estamos siendo garroteados una vez más.
 

Dejá tu comentario